domingo, 26 de febrero de 2017

Proyectar en la era de las urgencias

En el fútbol y en la vida, el tiempo, esa maquinaria depredadora que nada ni nadie pueden contener, actúa como brújula enemistándose con la idea largoplazista y la única dirección acertada es ganar, porque la paciencia es un grano de oro que escasea en esta histérica era de las urgencias.

Claudio Ranieri. Foto: Sky Sports

El tiempo siempre es tirano si no hay resultados. Es así. El resultadismo se comió el espectáculo y el fogoso y ya tedioso candor externo a los campos, asfixia procesos y busca derribar los mitos que dictan que “la idea vence al reloj”. Lo vencerá seguramente, pero si se le da tiempo al tiempo. En el fútbol actual hay que salir campeón de todo, jugando bien, logrando identidad, impregnando el ADN a las divisiones menores, y si no se logra en tres meses, ya es fracaso. Es fracaso, porque las demandas son altas desde la administración de las instituciones. Es fracaso por las locuras de los hinchas. Y además, al triunfo, al empate, la derrota, la presión de la fanaticada y a la susceptibilidad directiva, ahora hay que sumar el serrucho en el piso de los jugadores si no se sienten cómodos con el entrenador. Y el entrenador, cabeza ideóloga en el crimen de fallar, es la pieza más descartable.

El primer ejemplo de proceso y fruto siempre es Alex Ferguson y todos olvidan que el escocés estuvo años y años sin ganar nada en Manchester United, mientras creaba la criatura. Fueron temporadas de sequía, pero de trabajo sesudo, de lágrimas de sudor y paciencia al trabajo del mismo líder, que confió en su idea y la logró plasmar y ejecutar, para después sí, sonreír. Justamente cada entrenador “sueña” con el ser “el Ferguson de cada equipo”. Anhelo que resulta totalmente imposible en la modernidad, donde sólo Arsene Wenger hace más de una década se mantiene en su equipo o Ricardo Ferreti en Tigres de México, cumple la profecía. Pero hoy, clubes de Europa y Latinoamérica, cambian de director técnico cada año.  

En Barcelona prevalece el proyecto es institucional, donde lo identitario se transforma en herencia de la esfera más alta hasta la más pequeña, y viceversa, y muchos confunden los triunfos futbolísticos con esa matriz central de los Culés. La razón va más allá de Guardiola y Messi, donde el proyecto tuvo un antes y seguramente tendrá un después de los mencionados. Barcelona es el club biotipo del Siglo XXI, aunque en el afán de imitarlo, se pierde la gran o pequeña identidad de quien copia. Algunos creen que salir jugando por abajo y ganar los porcentajes de la posesión es "ser" el Barcelona y otros han modelado su estructura administrativa, gerencial, económica y deportiva, bajo los lineamientos de la institución catalana. Equipos que se asemejen a esta idiosincrasia son pocos: Atlético Nacional en Colombia, River Plate en algún rasgo, Bayern Munich y Borussia Dortmund también manejan su impronta, aunque no existen reales proyectos que rompan ese molde barcelonista con características y configuraciones propias del arraigo de cada club.  Quizás ése sea el éxito del Barca.

Casos paradójicos se dieron hace unos días con Claudio Ranieri en Leicester y Pablo Repetto en Olimpia de Paraguay. Uno en Europa y el otro en Sudamérica. El italiano ganó increíblemente la poderosa Premier League con un equipo modesto en un cortísimo plazo, mientas que el uruguayo logró una gesta histórica con el ignoto Independiente del Valle de Ecuador, donde trabajó cinco años antes de ser subcampeón de la Copa Libertadores. Ranieri fue destituido por estar cerca de la zona del descenso en la corriente temporada, mientras aún se encontraba con vida en Champions League y según fuentes en Inglaterra, los jugadores ya no creían en el estratega y el “sueño se murió”, como expresó el propio Ranieri. En el caso de Repetto tras haber tocado el techo en Ecuador y el continente, emigró a recoger petrodólares a Emiratos Árabes, pero rápidamente regresó y asumió en Olimpia. Allí, apenas dirigió seis partidos y por no haber clasificado a la fase de grupos de la Copa, lo echaron.

Y en Selecciones también pasa. Rogerio Micale ganó oro olímpico con Brasil por primera vez en su historia, pero la balanza se inclinó hacia lo negativo tras haber quedado por fuera del Mundial Sub 20. La derrota venció el logro, aunque la discusión se presta a un análisis, seguramente más profundo ya que en Brasil se ha estancado la producción de talentos, y lo que antes surgía a granel, hoy es avaro. Y los “Verdeamarelhos” en la Mayor vienen de Dunga, Menezes, Felipao y Dunda otra vez antes de estabilizarse con Tite. Y mejor no entrar en detalles en Argentina, Paraguay o Bolivia, entre otras naciones.  


viernes, 24 de febrero de 2017

El mejor gol de África


A lo largo de la historia el futbolista africano se fue consolidando en las grandes ligas del mundo. A su nata potencia física, sumó desfachatez y alegría en el momento de la práctica. Lentamente África fue pisando firme en los Mundiales de la FIFA y regaló al globo jugadores de talla mundial. Entre ellos, los más destacados han sido delanteros: George Weah, Roger Milla, Nwankwo Kanu, Didier Drogba, Samuel Eto’o y otros tantos.

Cada país africano ha tenido su gran goleador. No se repasarán las 54 naciones, aunque nombraremos a varios atacantes que se transformaron en los más representativos de un color que realmente recién nace para el fútbol. Lo que anunció Argelia en 1982, fue ratificado por Camerún en Italia 90 y enaltecido por Nigeria y Camerún en los Juegos Olímpicos de Atlanta y Sydney, respectivamente. Luego, con la globalización, Senegal, Ghana, Costa de Marfil, Túnez y más, demostraron lo bruto de sus diamantes.

Didier Drogba

Argelia: ¿Madjer o Mahrez? En tiempos de modernidad, Riyad Mahrez aparece como el futbolista sensación de Argelia. Su coronación con Leicester City en la Premier League lo sitúa, posiblemente, como el jugador más importante en la historia de su país. Sin embargo, nunca se podrá olvidar lo realizado por Rabah Madjer y Djamel Zidane en los setenta/ochenta. Diez años jugó Madjer en la liga doméstica antes de llegar al Viejo Continente para ganar la Liga de Campeones con Porto y llegar a la élite para nunca más bajar de ese pedestal.

Camerún: Samuel Eto’o superó a Roger Milla en todas las estadísticas que se hayan registrado. Ganó más títulos, convirtió más goles, jugó en los equipos más poderosos del universo futbolero, pero Milla encabezó la revolución camerunesa en el deporte. Roger Milla jugó tres mundiales (con récord a bordo en Estados Unidos), ganó dos Copas de África y estuvo en los Juegos de Los Ángeles en tiempos donde el africano era mirado con severa hostilidad. Eto’o es una debilidad de muchos: su carisma, sus movimientos y su instinto depredador en el área lo catapultan, quizás, por encima de Milla, que no contó con la TV ni con Youtube a su favor por razones de época.

Costa de Marfil: Abiyán es la cuna de uno de los futbolistas más importantes del Siglo XXI. Didier Drogba vivió las penurias del continente junto a su familia y recién pudo reunirse con la totalidad de ella a los 12 años. Drogba es “Tito” por el mariscal yugoslavo, pero en vez de destruir, el marfileño construyó una carrera en Francia, Inglaterra y Estados Unidos sin nunca olvidar sus raíces. Aquel adolescente que llegó a Le Mans tras jugar en el Levallois de Antony (Altos del Sena), difícilmente pudo haber imaginado que sería el máximo anotador de la historia de su nación y artillero histórico del famoso Chelsea inglés.

Liberia: George Tawlon Manneh Opong Ousman Weah. El Rey. Enamora todo corazón noventoso, que revivió atacantes de los 70 y configuró los romperredes de la actualidad. Una figura imponente, una obra casi única. De su castigada nación saltó a Camerún y de allí a Francia, donde rompió estándares en Mónaco y París. En Milán se consagró ante un mundo que ya lo había consagrado. Único africano en ganar un Balón de Oro. 

Nigeria: Águilas. Así se concibió esa generación dorada que causó revolución en Mundiales y Olímpicos en la década de 1990. Voladores, elásticos y depredadores del área. Regalaron alegría y fantasías puras en Atlanta, Estados Unidos y Francia. El estandarte máximo de esa camada fue Nwankwo Kanu. Aunque olvidar a George FInidi, Emanuel Amunike, Daniel Amokachi y a Rashidi Yekini, sería ingrato. Ese legado lo continuaron pocos: sobresalieron “Oba Oba” Martins y en menor escala Uche, Yakubu y Odemwingie. 

Sudáfrica: De las potencias del continente en todo aspecto. En cuanto a lo deportivo, el fútbol no ha podido igualar al rugby como emblema nacional, popular y masivo. Más allá de esta cuestión, un atrevido delantero de Ciudad del Cabo recaló en Ajax, encontrando los últimos gramos de belleza de esta laureada y fantástica institución convertida en escuela. Benni McCarthy también enamoró España y Porto prosiguió con su talento y pasó a la inmortalidad ganando una Liga de Campeones con los lusos.

Y mucho más: Le faltan años a Pierre Aubameyang para agigantar su figura, aunque definitivamente ya ganó el mote de mejor jugador gabonés de todos los tiempos. Excéntrico, pero letal en el área. Su lado paterno venció al materno y Gabón ganó a un finísimo jugador.

Asamoah Gyan quedó en los libros de los Mundiales por haber marrado un penal ante Uruguay en Sudáfrica 2010. A pesar de ello, es uno de los pocos delanteros ghaneses que no se quedó en insinuación. En el nuevo milenio, Ghana habitualmente se destacó en citas juveniles y muchas promesas, por tal o cual razón, se evaporaron en la nebulosa del mercado futbolero.

Mido, Zidan, ahora Salah y antes Hossam Hassan ilustran el vademécum del goleador egipcio. Poco citado, pero con un estirpe particular que reúne y mezcla la capacidad resolutiva europea con la picardía sudamericana.

Malí y Togo también tuvieron sus cracks: Frederic Kanouté y Emmanuel Adebayor realizaron grandes campañas a nivel de clubes, con el aliciente extra que Adebayor llevó a su patria a un Mundial. Senegal también produjo sus talentos y las características de esas virtudes las acaparó El Hadji Diouf, referente de aquella selección que dejó boquiabierto al globo en Corea-Japón 2002.

Finalmente, un país que anunció  y se estancó  fue Túnez. Adel Sellimi no se acentuó en grandes clubes, y Marouane Chamakh, no brilló cuando tuvo su oportunidad.


*No se incluyeron en la lista a Just Fontaine (Marruecos) y Eusebio (Mozambique). 

martes, 14 de febrero de 2017

(Entrevista) Juan Ramón Verón, una vida a rayas rojas y blancas

Hay pocos, poquísimos, apellidos que configuren tanto la historia de un club de fútbol. Los Maldini en Milán, los Sanchís en Real Madrid y los Verón en Estudiantes. El linaje, lo inició Juan Ramón, la primera de las brujas. 

El ADN Pincharrata nació en los sesenta modelándose en noches de Copas Libertadores y regaló al mapamundi dos genios incomprendidos: Osvaldo Zubeldía y Carlos Bilardo. Sin embargo, entregó a la élite otros nombres para el recuerdo. Uno de ellos fue Juan Ramón Verón y su cabeza de pelota, que sería el encargado de inmortalizar el grito de campeón mundial ante el poderoso Manchester United. Pero Juan Ramón no quiso quedarse allí y su hijo, aún más galardonado por la globalización, heredó el gen y no sólo lo exaltó, sino que lo prolongó desde todas las funciones habidas y por haber.  

¿Quién más que la Bruja para describir qué es la "mística copera"? ¿Quién más que un Juan Verón para describir la cronología de Estudiantes? 


Juan Ramón y Juan Sebastián Verón

A continuación, la transcripción de sus mejores frases: 


El ADN de Estudiantes

“Estudiantes trabaja con los juveniles desde muy chicos. Los jugadores se encariñan con el club y cuando llegan a Primera están muy identificados. Los chicos llegan con la camiseta puesta”

Zubeldía y Bilardo

“Son dos de los mejores técnicos que tuve y que tuvo el mundo del fútbol. Zubeldía fue adelantado de más de 20 años y Bilardo siguió sus pasos y mejorando eso a nivel selecciones. Han sido muy capaces”

La Copa Libertadores

“La primera vez que la jugamos no sabíamos bien como era la Copa. De a poco nos fuimos metiendo con un equipo de mucho trabajo y con el correr del tiempo el equipo se afianzó y ganamos una, dos, tres y perdimos la cuarta. La que más recuerdo es la Primera, porque no sabíamos qué podía pasar ni qué era eso. Para ser campeones jugamos como 15 partidos”

“Todos los partidos de Copa son lindos. Significa mucho para los equipos que la juegan”

El gol a Manchester

“Fue la culminación de la gran camada nuestra. Le ganamos la Intercontinental a la base de la selección inglesa”

¿Qué es la mística copera?

“Hay que jugar, sentir y ganar la Copa. Nosotros tuvimos la suerte de ganarla tres veces y eso te lleva a querer estar siempre ahí. La gente nos acompañó muchísimo y eso nos dio el aliciente extra”

La familia Verón

“A Sebastián le gusta ser presidente. Aprovecha toda su experiencia tras haber estado once años en Europa. El club está bien, estamos en un buen momento. La gente lo disfruta”

“Mi viejo de futbol no tenía la menor idea. Iba a vernos pero no sabía de fútbol”

“Hoy Juan está muy metido con Estudiantes. Hay muchas cosas por hacer, lo primero es terminar el estadio. Este año queremos volver a 1 y 57. Yo estoy en la coordinación general del fútbol”

Su llegada a Barranquilla

“Estuve en Grecia tres años y tras volver a Estudiantes, Alberto Poletti me invitó a jugar a Colombia. Quería seguir afuera y se dio. Cuando conocí Junior, la costa y le gente, me fue muy bien y quedé contento. La gente de Barranquilla es muy fanática, llenaba los estadios todos los partidos. Es lindo vivir lo que vive esa gente”

“El campeonato del 77 fue muy lindo. Cuando se fue el técnico a mitad del campeonato jugué y dirigí. Teníamos un muy buen equipo. De haber seguido ese equipo hubiésemos hecho una muy buena Copa Libertadores”

Su paso en Cúcuta

“Hicimos una gran campaña. Se nos escapó el título en semifinales y nos faltó un poco de suerte. Tuve la posibilidad de ver al mejor delantero colombiano de la historia: Arnoldo Iguarán”


Escuche la entrevista completa en:

martes, 7 de febrero de 2017

(Entrevista) Xabier Azkargorta, el pionero del camino al revés


Llegó a Sudamérica en la década de los noventa como un "ilustre desconocido", según la prensa de época que no vivía de Wikipedia. Azkargorta nació en Azpeitia pero se considera un ciudadano universal y se ampara en Pío Baroja para escaparse de los nacionalismos. Su gesta máxima en el continente fue comandando la Selección Bolivia, a quien clasificó al Mundial de 1994 tras 60 años de nula participación y su herencia no fue tomada para confirmar el renacer del fútbol del altiplano.

Un entrenador educare y educere que guió y formó bajo una premisa futbolera romántica cuasi literaria española y un pensamiento pasional curtido de este lado del Atlántico. Pionero del camino al revés, desterró el mito del entrenador que sólo busca triunfar y consolidarse en Europa. 

La generación dorada de Bolivia, la mutación del fútbol con el correr de los tiempos, la presencia de estrategas ibéricos en diferentes ligas latinas, su actualidad y más, en un viaje de 22 minutos al centro de la pelota. 

Xabier Azkargorta
A continuación, la transcripción de sus mejores frases: 

Sobre la generación dorada de Bolivia 1994

“Hicimos un trabajo muy bueno entre todos. A algunos jugadores les decían que estaban desahuciados y que no servían para nada. Salieron nuevos jugadores como Ramallo, Sandy, Cristaldo. Tras clasificar al Mundial y hacer un torneo decoroso, la herencia se desperdició. No hubo inversión”

La Colombia de “Pacho” Maturana

“Tengo una gran relación con “Pacho”. Recuerdo gratamente esa selección que goleó a Argentina y la mandó al repechaje. Con Bolivia le quitamos un invicto a Colombia en Villavicencio. Compartimos hotel en la víspera del Mundial de Estados Unidos”

La mutación del fútbol

“Se juega como se vive y la vida ha cambiado. Los clubes están más organizados y eso hace que los jugadores colombianos hayan salidos al exterior. Antes no se daba con tanta facilidad. Lo que rodea al fútbol, nos devuelve a un futbolista con factores mejor desarrollados”

¿Por qué Sudamérica?

“Llegué tras entrenar 8 años en España. Me gustó el reto de vivir el ambiente de clasificación en Eliminatorias Sudamericanas. La cuna de jugadores que copan las plantillas del mundo entero son del continente. Quería vivirlo desde adentro y no me arrepiento”

La cuestión País Vasco y Madrid

“He tenido un concepto de ciudadano universal. Baroja dijo que los nacionalismos se acaban viajando. Uno va conociendo otras culturas, costumbres, paisajes, otras formas de vivir y pensar. Eso hace que uno no se meta dentro un cascarón. Los más nacionalistas del mundo nunca han salido de su pueblo”

“Tratamos de abrir mentalidades y fronteras y hay gente que se empeña en poner muros. La gran esperanza de todos nosotros es el fútbol. El fútbol no solamente no tiene religión ni cultura, es más, no tiene biotipos. Al fútbol juegan pequeños, altos, bajitos, gordos. El fútbol nos da una lección diaria de convivencia”

Su actualidad en Sport Boys de Warnes

“Sport Boys logró el campeonato y está en la Libertadores. Nosotros tratamos de colaborar con Carlos Romero, antes de que sea ministro ha sido amigo mío. Buscamos hacer un buen torneo y  Copa”

“Tenemos un equipo bien armado. En la Copa Libertadores se han equilibrado las cosas. Las grandes figuras del fútbol sudamericano no están en equipos sudamericanos, por ello el equilibro es mayor. Consideramos y respetamos a los equipos que nos han tocado y creemos que tenemos las mismas posibilidades”

La presencia de entrenadores españoles en Latinoamérica

“Fui un pionero que hizo el camino al revés. Todos entrenadores quiere destacarse para ir a Europa, yo destaqué en Europa y vine Sudamérica. Todo se ha globalizado. Periodistas cuando llegué a Bolivia dijeron que yo era un “ilustre desconocido”. En aquella época no había tantos medios para enterarse de cosas del mundo. Es un orgullo para los que en su día fuimos profesores en la Escuela de entrenadores en España, que se destaquen”

James Rodríguez en Real Madrid

“James es un extraordinario futbolista. Marca la diferencia. En Real Madrid hay muchos jugadores que marcan esa diferencia y quitando a Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos, no hay nadie con la etiqueta de insustituible. Hay que ser fuerte de carácter y saber que estás en el Madrid y estar preparado para las oportunidades”

El mejor futbolista para Xabier Azkargorta

“He vivido la época de Maradona, que es amigo mío, tengo una relación estrecha con él cuando estuvo en Sevilla. Maradona me impactaba cada vez que lo veía jugar. De todos de los que he entrenado, me quedo con Fernando Redondo, que lo entrené en Tenerife”


Su diagnóstico sobre las Eliminatorias Sudamericanas 2018

“Estará peleada la lucha en los puestos de arriba. Quiero mucho a Gustavo Quinteros, admiro a Pékerman y tengo excelente relación. Estará Brasil, Argentina y Uruguay. Colombia y Ecuador no bajan el ritmo y Chile posiblemente estará allí. En Eliminatorias, no es sólo los puntos que consigues sino los que te arrancan. Los empates son peligrosos”

Dirigir a los 30 y a los 60

“Yo a los 30 años ya dirigía al Espanyol de Barcelona. El fútbol es mucho más fácil de lo que quieren hacerlo. Es toco y me voy y ya está. Está bien la tecnología, pero cuando entras en la cancha y hueles el olor a vestuario, ahí es donde tiene que hacer mover al futbolista y que busque soluciones”



Escuche la entrevista completa en:
Entrevista a Xabier Azkargorta


El producto fue originado para ColombiaSports

viernes, 3 de febrero de 2017

Lo que dejan las Generaciones Doradas

En su mayoría, las selecciones de fútbol de Sudamérica han tenido un ciclo generacional supremo que se enmarca como el más radiante de su historia. Aunque, después de lo maravilloso del momento, ¿qué es lo que ha dejado esa dorada generación?


Colombia en Estados Unidos 1994
Quitando a Brasil, Argentina y Uruguay por su participación constante en Mundiales, su hegemonía en las Copas América y sus innumerables obsequios a la globalización del fútbol, Perú, Colombia, Paraguay y Bolivia, tuvieron lapsos asombrosos en cuanto a resultados y estilos. Aunque ellos no pudieron lograr la constante como los anteriormente citados. ¿Cuál es el legado que abonaron para las generaciones seguidas? ¿Se pregonó la impronta en los años posteriores?  

Perú
La brillantez de la década de 1970 para el fútbol peruano no tenía antecedentes, pero la huella se borró tras la participación en el Mundial de México ’86. Desde allí, Perú no ha podido alcanzar ninguna otra cita orbital, no se ha destacado en los eventos continentales y solamente Sporting Cristal arribó a una final de Copa Libertadores en 1997. Didí, uno de los mejores jugadores de la historia, revolucionó el país andino y le otorgó otra mirada a la práctica y ejecución del deporte. La gesta del brasilero culminó con la clasificación a México ’70 eliminado a Argentina en la Bombonera. Luego, Marcos Calderón añadió más gloria y fue campeón de la Copa América y disputó el Mundial de Argentina, con el resultado que todos conocemos.

De aquella camada (1970-1962), Juan Carlos Oblitas, Julio César Uribe, Franco Navarro, Roberto Chale, Ramón Quiroga, Eloy Campos, Alberto Gallardo, Fernández Santini, Chumpitaz y el colomboperuano Roberto Mosquera, han sido entrenadores. Oblitas y Uribe, referentes de época, comandaron la selección y no lograron mayores resultados dejando paso a entrenadores extranjeros, donde la pérdida de la idiosincrasia incaica de los 70 se fue encendiendo. Chale fue símbolo como jugador y timonel de Universitario de Lima, pero a nivel internacional no consiguió éxitos, al igual que Roberto Mosquera. El linaje se fue debilitando por no encontrar un líder con bagaje que comprenda la cronología y la semblanza de ese fútbol, además del decaimiento de la liga local y el estancamiento en la producción de talentos.  

Colombia
Francisco Maturana fue quien le otorgó verdadera identidad al fútbol y al futbolista colombiano. “Pacho” complementó la raíz hermana de Colombia con Brasil, el hechizo del Dorado y el juego bonito, con la táctica y disciplina de Osvaldo Zubeldía y Carlos Bilardo, que ofrecieron otra óptica en la maña del deporte. Maturana situó a su país en el globo: Mundiales, Libertadores, jugadores en las mejores ligas. Y así obtuvo respeto y admiración. Sin  embargo, sus caudillos en el campo no continuaron sus carreras como directores técnicos: Valderrama, Faustino Asprilla, Iguarán, Serna, Luis Carlos Perea, entre otros, decidieron no llevar a la raya, lo que dieron en el terreno.

De aquel extraordinario lapso entre 1987 y 1998, fueron estrategas Leonel Álvarez, Alexis Mendoza, “Chicho” Pérez, Carlos Mario Hoyos, Redín, José Fernando Santa y Wilmer Cabrera. Luis “Chonto” Herrera es ayudante de campo y Alexis García, que no jugó mundiales pero hizo parte del ciclo, también se suma. Además, Higuita dirigió algunos partidos en Arabia y Bermúdez tuvo esporádicas experiencias en Argentina y en su país. La alcurnia “tricolor” también se cortó. Por ello Colombia tras el Mundial de Francia estuvo 16 años sin figurar y fue el argentino José Néstor Pékerman el que logró la clasificación, tras casi tres décadas de entrenadores colombianos.

Bolivia
Creíamos que vivíamos el renacer del fútbol boliviano en la década de los 90, pero fue solo un espejismo, un acto esporádico. Tras la ida a Estados Unidos 1994 con el vasco Xabier Azkargorta y el subcampeonato en la Copa América del 97, la generación no se renovó y la crisis administrativa impactó en lo deportivo. De esa camada, Gustavo Quinteros, Julio César Baldivieso, Marco Sandy, Erwin “Platini” Sánchez, Mauricio Soria y Marco Etcheverry, son o fueron entrenadores.
Tanto Quinteros, como Baldivieso y Soria estuvieron a cargo de la selección nacional en el nuevo milenio, pero nunca se respetaron sus contratos y los polémicos cortes abruptos de gestión arruinaron los proyectos. Soria le dejó su puesto a Quinteros, que a su vez se lo donó a Baldivieso y tras el breve paso de Ángel Guillermo Hoyos, Soria retomó el liderazgo. Este redondel vacío, no hace más que diagnosticar las gravísimas fallas de políticas y determinaciones de la Federación. Además, otros factores como organización, infraestructura, y mercadeo no forjan el crecimiento de la Liga y las bases de inferiores. En la actualidad, Bolivia es la nación más débil de la CONMEBOL.

Gustavo Quinteros ante Alemania (USA 1994)

Paraguay
Es paradójico el caso de los guaraníes. Tras 12 años sin participar en Mundiales, encadenaron cuatro clasificaciones consecutivas con entrenadores extranjeros Carpegiani (1998), Cesare Maldini (2002), “Maño” Ruíz (2006) y Martino (2010). Este lapso, acompañado por una dorada generación de futbolistas, tuvo su fin tras el subcampeonato en la Copa América de 2011. A partir de allí, inmersos en una aguda crisis administrativa, se apostó por dos paraguayos (Arce y Genes) y otros dos foráneos (Pelusso y Ramón Díaz) para conducir el combinado albirrojo y los resultados no acompañaron.
En cuanto a los jugadores del ciclo triunfador, Diego Gavilán, Aldo Bobadilla, Celso Ayala y Carlos Humberto Paredes, hoy son entrenadores en la Liga paraguaya. Gavilán dirige Capiatá, Bobadilla al General Díaz, Ayala se encuentra en Independiente de Campo Grande y Paredes en Rubio Ñú. Además, Francisco Arce dirige su segunda etapa en la Mayor con más malas que buenas y Pedro Sarabia se encuentra al frente de la Sub 20, recientemente eliminada del Sudamericano. Todos han sido mundialistas, al igual que José Saturnino Cardozo, con campaña en México, que se perfila para estar en la Selección en un futuro cercano.

El revisionismo evidencia que nunca se logró prolongar un lineamiento, una idea, un proyecto, que consolide a las naciones mencionadas en la élite del fútbol mundial. Hasta resulta que es librado al azar que surja una exitosa camada de jugadores o un entrenador que sea totalmente exitoso en su mensaje y la problemática lleva a entender a lo federativo como el talón de Aquiles. 

La hipocresía empírica de la ética periodística

La ética periodística es un concepto del que se habla mucho pero se aplica poco. El periodismo en el Siglo XXI es una actividad ingrata, éticamente incorrecta y los periodistas de la actualidad se mofan dialogando de ella y de la objetividad, de la independencia y el resto de galanterías olvidando mencionar ‘los reales gajes del oficio’. Aquellos que lo ejercemos, retazamos lo existente, histórico, fidedigno y cierto del periodismo: que firmamos por las firmas de otros y nuestra libertad, origen de la ética, se esfuma. Es decir, el periodista, a grandes y vulgares rasgos, es el creador de su propia mentira.
La palabra, que es el poder más fuerte que tiene el hombre junto a su pensar y su sentir, se establece como la fuente primaria expresiva de la razón, aunque habitualmente lo burdo y lo grosero se apodere de dicho principio a primera pronunciación. Existió un periodismo comprometido con las causas sociales, con la intención de cambiar las realidades mundanas, las desigualdades humanas, que reveló los secretos más ocultos en la esfera pública y, existió un periodismo aún más comprometido, que evidenció las recónditas acciones de la esfera privada. Algunos fueron perseguidos, silenciados y asesinados, otros tuvieron mejor fortuna y desde el exilio elaboraron letras para la posteridad, y otros se acomodaron respondiendo para quienes persiguieron, silenciaron y asesinaron a sus colegas.
Hoy los medios de comunicación son empresas de comunicación. La noticia es una mercancía que circula en el verdugo mercado y allí, los intereses empresariales y políticos son gigantes. La noticia es una porción de una porción de la realidad, recorte subjetivo del multimedio, que bajo órdenes editoriales, canaliza y desarrolla un acontecimiento.  Entonces, ¿cómo actuar éticamente cuando se está atado a intereses que no responden a la ética del periodismo? ¿Tiene ética el periodismo? ¿Cuánta veracidad existe en la noticia si el recorte de la realidad se ajusta a un interés subjetivo? ¿Cuán objetivo es un periodista que vive sujeto a su subjetividad, que piensa y  actúa de acuerdo a su convencimiento de las cosas? ¿Y si no actúa bajo su convencimiento de las cosas, se autocensura?
Si respondemos esas preguntas, concluiremos en que la ética periodística, o lo que creemos que es la ética periodística, no existe. Lo que existen son conductas y comportamientos propios del ser humano, que, cuando se mal convierte en periodista, sigue bajo sus paradigmas y principios de vida. Es decir, bajo su subjetividad, bajo su concepción del mundo, bajo su óptica personal, ofrece una reflexión del acto en cuestión. Y allí entrarán infinitas visiones que hacen la particularidad del mundo en que vivimos estemos o no de acuerdo con ellas. Entonces, cada quien cultiva su ética.
La UNESCO, organismo nacido tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con el Acuerdo Bretton Woods donde se instituyeron las normas que diagramaron el futuro de las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, procura entre otros términos que la ética periodística deberá “darle al pueblo una información verídica”, que “el periodista debe dar una visión objetiva, debe ser responsable socialmente”. Además, tiene que ofrecer “acceso y participación al público” y también “respetar valores universales y la diversidad cultural”[1]. Hablamos de verdad, objetividad, realidad, responsabilidad, respeto, valores, cultura. Todos significantes vacíos que adornan un estatuto sofista.
El periodista actual es entronizado como un erudito inequívoco en una especie de científico duro, matemático, quirúrgico. El periodismo es una profesión incuestionable, incontestable, irrefutable. ¿Cómo dudar de quien me presenta la realidad? Tal así, que se convierte en generador de opinión desde su opinión, desde su presentación subjetiva de una realidad recortada. Esta moción se fue acrecentando con el correr de los tiempos y se agigantó con la puesta en marcha de la maquinaria televisiva y de sus fabulosos montajes mediáticos. La figura del periodista se configuró como sabia y docta, y son pocos los que se aplanan a recapacitar el trasfondo del fondo de la pantalla donde, en su estado literal, el parque de diversiones es sanguinariamente tenebroso. He aquí, donde germina la manipulación de la información, y luego la producción de la información manipulada, y luego la reproducción de la información manipulada, y allí, la mercancía gira de boca en boca, de papel en papel, de imagen en imagen.
No se puede negar que acontecen hechos y todos merecen trascender. Lo que se debe comenzar a discutir es la manera que eligen y que se informa la dicha selección de sucesos. Después de comprender esa ética periodística, hablaremos pues, de la ética periodística.

[1] Código Internacional de Ética Periodística UNESCO

Publicado originalmente en Colombiasports.net