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Nasri en su etapa en Sevilla Foto: Plano Informativo - ESP |
Eto'o ha sido uno de los delanteros africanos más laureados de la historia. Multicampeón y goleador con Barcelona, tocó también la gloria con Inter de Milán. Sandro era llamado a ser uno de los mediocentros brasileros del futuro pero se estancó con el Tottenham de Inglaterra y fue varias veces cedido en Premier League y en Championship. Djourou por su parte, fue un talento reclutado por Arsene Wenger para su Arsenal, pero nunca se afianzó. Pasó a la Bundesliga y luego de 4 años en Hamburgo, recaló en Turquía. Finalmente, Mónaco, PSG, Roma y Milán ilustran la carrera de Jéremy Ménez. Un talento infravalorado que rindió en sus equipos pero que no fue acompañado por la fortuna de los títulos (sólo ganó en París).
Ahora es el turno de Samir Nasri. Un mediapunta de estos tiempos: con regate, velocidad, inteligencia y panorama. Un hombre que en la élite se codeó con las figuras del mundo futbolístico y no desentonó, pero que a raíz de lesiones y falta de confianza ha disminuido sus fortalezas. Con 30 años, en vez de encumbrarse en la plenitud, desciende a un equipo de calibre menor en una liga de segundo orden a nivel europeo.
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