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Foto: LaPresse - Eurosport Italia |
En sus dos años en la capital, Ciro Immobile marcó 52 goles en 69 partidos por Serie
A y se enalteció como el gran goleador italiano en un certamen con acentuadísima
presencia extranjera. El módulo más gratificante para Immobile resultó el 1-3-5-1
y su figura estelar como referencia única, total y diferencial en el área.
Todos juegan para Ciro. Se percibe que Simone
Inzaghi confeccionó un molde de acuerdo a las características de su goleador,
que a su vez respondió con el pedido.
Hay componentes valiosos y definitivos para que Immobile
imponga semejantes registros y, a mi gusto, son Sergej Milinkovic-Savic y el veterano Marco Parolo. La irrupción del serbio en Italia ha sido un
verdadero golpe de opinión y con su interminable repertorio en la medular,
oficia como usina de fútbol y equilibrio. Es monumental su porte, su tranco, su
visión y su trazo ofensivo sin perder el sentido posicional; y junto a Parolo,
una pieza de despliegue, logra alimentar tanto a Immobile como a Luis Alberto, un socio magno para la
creación de contenidos en el conjunto romano. Su explosión ha sido tal que
Juventus, Manchester United y otros gigantes europeos ya se debaten el fichaje
de Milinkovic-Savic e incluso el Mundial puede ser un motivo final para
aumentar su cotización. Lo bueno del serbio y Parolo, el inagotable comodín
todoterreno de Simone, también se fundamenta en la brújula intacta de Lucas Leiva. El pivote brasilero reencontró
su tacto en Lazio e hizo olvidar rápidamente a Lucas Biglia, su antecesor como
compás en el círculo central.
Además, dos flechas en los andariveles llegan desde los Balcanes:
el montenegrino Adam Marusic tuvo un
curso inobjetable y el bosnio Senad
Lulic repitió una temporada regular que lo enmarca ya como un referente de
la institución. Marusic ha sido la grata revelación desde el silencio: llegado
del modesto Oostende, se adueño del carril derecho y cumplió con creces su adaptación.
La venidera temporada será aun de mayor exigencia debido al cambio defensivo
rotundo que seguramente delineará Inzaghi; aunque su huella da incentivo a la
progresión.
Finalmente, el despegue de Luis Alberto fue un elemento
vital para elevar las cifras de Immobile. Asentado como enganche, brilló. Con
continuidad, oportunidad y confianza demostró sus condiciones de mago y repartidor
de barajas. Pero también arribó a la red: convirtió 11 goles. Un delantero de
las características de Ciro, es primordial tener un jugón como el andaluz.
Más allá de la decepción por no ingresar a la Liga de
Campeones próxima, la Lazio de Inzaghi ha sido gustosa en la totalidad de la
Serie A y el árbol creciente de Ciro Immobile fue el reflejo de un gran bosque
por explorar.
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