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Foto: CBF - Twitter |
Partir desde un nuevo punto tiene que ser la solución para un Neymar que, a contramano de muchas opiniones, no creo que haya sufrido un descenso en su juego por estar en PSG. Por el contrario, domina a gusto y desde lo táctico se le ha visto evolucionar, tanto con Emery como con Tuchel. Ya no es un jugador fijado a una banda para el desequilibrio con la rayas finales como amigas, es un atacante completo con síntomas nítidos de colectivismo (sin perder su toque individualista, obviamente), por lo que se ha erigido como una especie de "enganche definidor-conector". El problema es externo. Los entornos, las excentricidades.
Esta lesión que le impide jugar un torneo trascendental para Brasil ante su gente tiene que ser la gota para que el vaso se llene y se tome. Después de beberlo, comenzar a llenarlo; pero esta vez con gestas acordes a su fantástico repertorio de virtudes dentro de la cancha.
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