Croacia brindó una exhibición de fútbol ante una Argentina errática, desesperada y disminuida y logró su clasificación. El partido se fracturó con un grosero error de Wilfredo Caballero que Ante Rebic aprovechó. A partir de allí, la Albiceleste fue un manojo de nervios, Messi no apareció y la debacle se consumó. Luka Modric, el mejor jugador del partido, convirtió un soberbio golazo y en el final Rakitic le puso la cereza al postre.
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