domingo, 29 de abril de 2018

La caída de dos imperios


AEK y Young Boys destronaron las tiranías de Olympiacos y Basel en Grecia y Suiza, respectivamente, y dieron dos grandes golpes en la temporada europea.

Young Boys
Foto: Marca - EFE

Siete títulos consecutivos obtuvo Olympiacos en la Superliga griega. Su monopolio absoluto minimizó a sus grandes contrincantes, Panathinaikos y AEK, poniéndolos a pensar únicamente en la Copa doméstica. Allí, también apareció PAOK  para sumar su pieza al trípode eterno de subcampeones ligueros. Pasaron muchos entrenadores desde 2010 en los cuatro equipos mencionados y el resultado de la ecuación era siempre el mismo: los rojiblancos levantando el trofeo y siendo los representantes helénicos en Champions League. Ya en esa competencia, se realizaba la real dimensión con respecto al resto de clubes y certámenes. Sin embargo, cuando logró el heptacampeonato ya cuestionábamos la necesidad de un nuevo proyecto en Olympiacos para romper el molinete de entrenadores generados en un año y medio (7 entrenadores en 16 meses).


Lemonis fue el salvador de Paulo Bento en la temporada pasada, pero Óscar García no pudo ser su salvador en la actual. Compitió ante un sólido AEK de Atenas comandado por Manolo Jiménez. Desde la rigidez defensiva hacia el despliegue atacante programó su equipo el español. Dmytro Chygrynskiy fue el referente en el trazo final de la campaña para levantar el trofeo y junto a otros experimentados como Lazaros Christodoupuolos, Ognjes Vranjes, Panigiotis Kone o el iraní Shojaei, se cargaron la nómina a sus espaldas un bello marzo y abril de conquista. A su vez, el dueto Araujo-Livaja sumó dos decenas de goles. Vale repetir que lo más fuerte de AEK ha sido la solidez: Apenas dos encuentros perdió AEK (ninguno ante Olympiacos y PAOK) y solamente igualó un duelo ante Panathinaikos. He allí la clave: vencer a los rivales directos y acumular unidades frente a los demás. Desde 1994, antes de la creación de la Superliga, AEK no se consagraba. Después, Olympiacos ganó 19 de los siguientes 21 títulos. El gigante ha caído.




En Suiza, Young Boys esperó 32 años para volver a ser campeón. Basel, jerarca de la Superliga en el nuevo milenio, cedió lugar tras ocho períodos de dominación. A comienzo de curso, nos preguntábamos “¿Quién podría destronar a Basel?” y Young Boys fue dictaminado como “real candidato a disputar el trofeo”. En su tercer año en el equipo Adolf Hütter logró el cometido y despedazó las ilusiones de Raphael Wycky (de magnífica actuación en Champions) en su primera incursión como DT del equipo profesional de Basel. A diferencia de AEK, Young Boys, apabulló a sus rivales en la faceta ofensiva con casi 80 goles en el campeonato. Allí relucieron los atacantes Guillaume Hoarau, Miralem Sulejmani y los africanos Roger Assalé y Jean Pierre Nsamé, el autor del gol heroico ante Luzerna.


Steven Von Bergen es el ícono más resaltante de Young Boys. El veterano defensor fue campeón con Zurich previo al señorío de Basel y a sus 34 años volvió a cumplir una nueva gesta. Tras su paso por el fútbol italiano (Palermo), encabezó el proceso del club de Berna y tuvo premio. La gran aparición y coronación ha sido la del mediocentro Djibril Sow, un talento suizo formado en Alemania que se adueñó de la medular y hasta llegó a ingresar en la convocatoria de la selección nacional previa al Mundial. Los nuevos tiempos que se asomaban, ya están aquí.





jueves, 19 de abril de 2018

Bakayoko opacado por Kanté

El mediocampista francés es uno de los jugadores de Chelsea más señalados en el presente (y ya casi extinguido) curso en Inglaterra. Los kilos depositados por su fichaje lo ha puesto en la lupa desde su arribo a Londres y su rendimiento aumentó la crítica. El problema de su adaptación al esquema de Conte tiene nombre y apellido: N'Golo Kanté. 

Foto: Reuters

De por sí, hay que mencionar que el nivel de Chelsea en la temporada que defendió su título de Premier ha sido muy flojo. Ya con un equipo confeccionado enteramente por su timonel Antonio Conte, los deslices y encontronazos entre administración Abramovich-cuerpo técnico parece haber agotado rápidamente un proceso que indicaba tintes largoplacistas. Una de las fichas a las que apostó el estratega italiano para estirar y diagramar su 'Plan Blue' fue Tiemoué Bakayoko, un hombre de 22 años que tuvo un crecimiento excepcional en el Mónaco campeón de Leonardo Jardim. La clara intención de Conte era blindar la medular con potencia y despliegue, amalgamando las características de Bakayoko con las funciones de corte, quite, entrega, recorrido y llegada de N'Golo Kanté. La ecuación no funcionó.

La salida de Nemanja Matic hacia el United desconfiguró el círculo central en la pizarra de Conte. El serbio oficiaba como un pivote casi estático y regalaba intenciones a Kanté para sus desprendimientos y tránsitos inagotables. Sin embargo, ese rasgo de N'Golo perjudicó en cierta manera a Bakayoko. En Mónaco, Tiemoué era amo y señor del sector en la medular de Jardim, cuestión que en la actualidad opaca Kanté. El complemento entre las piezas no se generó y ese es un lunar grande en la gestión de Antonio Conte. Las oportunidades fueron creadas, los contextos fueron certeros para la unión, los sistemas también se acoplaron al dueto, pero la sinergia deseada no se fundamentó; y desde entonces se habla de que Kanté hace todo bien y Bakayoko hace todo mal.

¿Kanté y Bakayoko son mediocampistas incompatibles? Particularmente no creo en que dos futbolistas no congenien, aunque definitivamente no han logrado articular sus empleos en servicio del equipo. El caso más preciso para desmenuzar esa teoría y pensar y repensar es la sociedad no lograda entre Dybala-Messi en Argentina. Posiblemente haya sido una temporada para establecer químicas, por ello el diagnóstico negativo y prematuro que se realiza al joven Bakayoko, puede pensarse desde la opacidad que le provoca tener a Kanté al lado. Y el punto también ejerce para sus suertes en la Selección Nacional.



sábado, 14 de abril de 2018

Everton, más grises que matices


El equipo de Sam Allardyce entró en una monotonía y una linealidad tan visible que no genera encantos. Luego de la inversión multimillonaria de Ronald Koeman, en el violento viraje deportivo de los ‘Toffees’, hay más grises que matices.

Wayne Rooney
Foto: Everton - Twitter Oficial

Ya en el trazo final de la temporada de Premier League, y pesar de que Sam Allardyce logró sacar del pozo a Everton, el cuadro de Liverpool prosigue en una desapegada inestabilidad que lo tiene navegando en la zona media de la tabla. La mejoría fue para salir de las cuerdas, pero no para dominar la escena. Incluso Allardyce también recurrió a la ¿inagotable? chequera del club y pagó buenas cifras por Tosün y Walcott para un nuevo dibujo, pero tampoco la impronta del veterano entrenador tuvo impacto en el terreno.

Los resultados a veces acompañaron, y otras veces no. Lo que llama la atención es que con tantos nombres propios interesantes, la confección del colectivo aún se ausenta. La figura de Wayne Rooney centró la atención, pero ese efecto resultó siendo negativo en cierta forma para sus compañeros. Varios de ellos no se adaptaron a la idiosincrasia de Everton, una institución que pregonó el desarrollo de la cantera (nutriente de las ganadores selecciones juveniles inglesas) y el extenso recorrido de jugadores en el club (casos Jagielka, Baines, Coleman, Mirallas). La salida de Lukaku desnudó las impericias para encontrar su reemplazante: desfiló Sandro, con más penas que glorias, se intentó con Rooney, con Calvert Lewin, con el senegalés Niasse, pero jamás se encontró la talla de prestigio del potente delantero belga. El gran error de Koeman fue haber no haber comprado en el lugar donde lo desmantelaron. El discutido Michael Keane, Klaasen, Sandro y Vlasic fueron contrataciones estrambóticas de su gestión, que se han puesto en el blanco de críticas ya con la conducción de Allardyce.

Por ello, los casi 200 millones de euros salidos de la institución en pro de generar una medular de estilo holandés terminó desembarcando en la tipicidad inglesa de pujanza y vértigo por los andariveles. De esa manera, se opacaron Schneiderlin y Gueye; y nuevamente el ya desgastado recurso de los laterales se inclinó para darle efectivo al DT. Lo que pudo ser un proyecto matizado para ingresar al top de Inglaterra, ingresó en un tomo plomizo con la clara devoción por finalizar cuanto antes el curso, barajar y dar de nuevo.

jueves, 12 de abril de 2018

Europa le debía una noche de gala a Payet

Ante Leipzig, por los cuartos de final de la Europa League, el talentoso mediapunta de Olympique de Marsella tuvo su gran noche continental. 



A la peculiar, fantástica y conmovedora vida de Dimitri Payet le faltaba un último capítulo. Logró ser figura en Ligue 1 y Premier, se destacó en una gran Euro con Francia, obtuvo fichajes millonarios, pero las Copas de Europa le debían su gran noche. Con 31 años, Payet, un talento desbordante de cara al arco rival, no ha vestido ninguna camiseta del primer orden europeo y, seguramente por ello, ha cautivado con su carisma, su magia y sus golpeos a una gran porción de la opinión pública futbolera; y que hombre de su calidad  tenga menos de 20 partidos en Champions, será un motivo de análisis para otra ocasión. 

Aunque este 12 de abril de 2018, Payet tuvo su noche de gala en el Vèlodrome. Leipzig fue el rival ideal para que Payet componga un verdadero recital de toques, pinceladas, despliegues, ataques y remates. Su repertorio se abanicó ante un digno rival alemán, que causa admiración a nivel nacional y europeo, y despertó las más bonitas sensaciones en la prensa mundial. El juego fue maravilloso. Repleto de emociones, de vértigo, de alegría, de puro fútbol. En 10 minutos hubo tres goles, donde Payet se apuntó el primero de Marsella. Los germanos tuvieron la serie en su bolsillo dos veces en sesenta minutos. Pero cada vez que su confianza subía, allí estuvo Dimitri para golpear la mesa. Su gol en el minuto 60 (para poner el 4-3 en el global) fue una delicia: envión en ofensiva, recorte de derecha al centro con bicicleta y definición con el borde externo de su dorado pie diestro para batir a un Gulácsi goleado pero destacado. A falta de siete para el final, salió del campo empapado de aplausos. Konaté y Upamecano soñarán con él durante varias citas de almohadas. 

Su Euro en 2016 fue un pico alto en su carrera, quizás el máximo, y tras su rebeldía en West Ham, padeció seis meses de reconciliación con su fútbol. En esta temporada, con Rudi García (otra vez como su guía) como timonel y Florian Thauvin como colega, retomó su nivel y pica continuamente el oído de Didier Deschamps.  

sábado, 7 de abril de 2018

Falcao y Fabinho, los bastiones de Jardim

A pesar de su frustración en Liga de Campeones, el Mónaco de Jardim realizó una campaña aceptable en Ligue 1 gracias a los goles de Falcao y el equilibrio de Fabinho. 


Falcao y Fabinho.
Foto: Futbolete

 Luego de ser campeón de la Ligue 1 y protagonista en Champions League, el Mónaco de Leonardo Jardim sufrió una desconfiguración lógica. Medio equipo emigró y las bajas definitivamente fueron sensibles. Mbappé, Bernardo, Bakayoko y Mendy fueron piezas fundamentales en la idiosincrasia del portugués, que no pudo aguantar la millonada parisina ni británica para sostenerlos. A duras penas lo hizo con Thomas Lemar y el rendimiento del entusiasta extremo, mermó significativamente. Las opciones de luchar nuevamente por el título ante PSG o copiar la campaña pasada en Europa eran dificultosas teniendo en cuenta los rasgos mencionados, con una plantilla desmembrada para la doble competencia. En ese marco, es que emergen las figuras sobresalientes de Radamel Falcao García y de Fabinho, dos bastiones en el cuadro monegasco que ejercen como resistencia en el método Jardim.


Falcao, con su apetito goleador intocable, mantuvo su desempeño de liderazgo nominal y como figura ofensiva casi única. Todo recaló en él esta temporada. Se necesitó de la conjunción de Jovetic, Baldé y Ghezzal (más destellos que peso específico en el equipo) para sumar los mismos goles que Mbappé, mientras que el colombiano, desde las estadísticas, sigue encumbrándose como máximo artillero del equipo. No estuvo solo, pero sin el acompañamiento estelar de Lemar, obtenido en el pasado curso, y sin el olfato creativo de Bernardo Silva, por poco Falcao se convierte en pescador de ocasiones. Aun así, volvió a ratificar proximidades de su techo máximo.

El caso de Fabinho también es para destacar. Se habló muchísimo de su partida por montos intergalácticos y permaneció en el equipo en una situación similar a la de Lemar. Prácticamente el proyecto de Jardim se basaba en la continuidad de ellos para no fracturarse completamente. Ahora, sin Timoué Bakayoko como complemento, las funciones del brasilero se multiplicaron (lo que no quiere decir que Tielemans o Moutinho no lo acompañen), pero el alma del círculo central de Mónaco tiene nombre propio. Fabinho se parte para ser equilibro y ser sorpresa. Esa mixtura lo condiciona como imprescindible.

La temporada francesa ya está acabada y Mónaco se fue en cero. La confección para el período venidero tendrá seguramente nuevos rumbos para el club, pero si Jardim continúa, armará su plan desde Falcao y desde un intento de convencimiento a Fabinho.


Almirón en Atlético Nacional


El Atlético Nacional modelo 2018 lentamente cobra imagen bajo el mandato del argentino Jorge Almirón.  

Jorge Almirón
Foto: Sebastián Leal - AS Colombia

A fuerza de triunfos, las incertidumbres primarias en torno a Jorge Almirón en Atlético Nacional parecen esfumarse. El entrenador argentino, que inició su camino en Medellín con el rumor de la llegada de Gio Moreno, las dudas sobre la continuidad de Macnelly Torres y el señalamiento por algunos refuerzos, ha logrado encaminar el rumbo. 

Además, su huella de trabajo se refleja en el campo y es una cuestión que reconocen fanáticos y amantes del fútbol. Validando el pensamiento general, a diferencia de Juan Manuel Lillo, el concepto y la idea de Almirón se traslada en el territorio y así la afición ‘verdolaga’ se convence del proyecto.
El DT ha apostado a una constante rotación para encarar la doble competencia y consiguió la comprensión de su mensaje en toda la plantilla. Por ello hablamos que Nacional puede tener uno, dos y hasta tres equipos. La conjunción de nómina amplia y entendimiento de los roles es el factor clave que Almirón está exprimiendo.

Almirón también demostró que no le tiembla el pulso a la hora de modificar radicalmente esquemas y nombres propios, lo que reluce su planeación meticulosa de cada partido. Los únicos que han logrado una notable cantidad de minutos son Monetti y Helibelton, el resto de la plantilla ha gozado y ha sufrido de sus variaciones.

De esta manera, se notan las funciones polivalentes que han reinventado a Daniel Bocanegra, el explosivo surgimiento de Jorman Campuzano para engrosar la calidad del equipo y el acierto en las incorporaciones de Rafael Delgado y Reinaldo Lenis, quiénes llegaron a Medellín, se pusieron la camiseta y rápidamente rindieron, son algunos de los puntos importantes para entender que la idea de juego del argentino partido a partido toma cada vez más color.



viernes, 6 de abril de 2018

Hannover y Werder Bremen, dos en el cuarto escalón

Después de cinco partidos perdidos de manera consecutiva, Hannover 96 volvió a ganar en Bundesliga tras vencer a Werder Bremen, que hacía cinco partidos que no perdía. De recuperaciones y accidentes o de despertares y baños de realidades. 

Harnik y su gol.
Foto: Estadio Deportivo

Tanto Hannover como Werder Bremen deambulan en el tránsito medio del estirado campeonato alemán, finalizado a comienzos de año cuando Bayern Munich volvió a ser definitivamente el único comandante en jefe luego de un inicio de temporada turbulento con Carlo Ancelotti. El restos se divide en escalones: el segundo escalón que va por un cupo en Champions League, el tercero que se debate la Europa League, el cuarto escalón reúne a los irregulares sin riesgos y el quinto y último agrupa a los que luchan por la permanencia. Hannover y Werder Bremen están en ese cuarto escalón.

Los dos equipos norteños abrieron la fecha 29 y los Die Roten, ascendidos en este curso tras su descenso anterior, se sacudieron al conseguir el triunfo luego de cinco caídas en fila y se alejaron de los puestos de descenso. Una de las figuras del encuentro fue Felix Klaus, un sobreviviente del 'efecto ascensor' de Hannover, que puso el 2-0 parcial (el austriaco Harnik abrió el marcador). A su vez, volvió a su nivel el senegalés Salif Sané, un proyecto interesante de la zaga 'roja' que, con 27 años, puede crecer mucho más futbolísticamente si estuviera en un equipo con una idea de juego más vistosa. Hannover recurre mucho al pelotazo y el señalado es el africano. Sané lleva años en Bundesliga e ingresará en una etapa óptima de madurez para un defensor. No me sorprendería que sea protagonista en el mercado venidero.

Por parte del Bremen, sin Junuzovic el equipo no funciona. Zlatko es el contagio necesario para todas las piezas del bosquejo de Florian Kohfeldt, el prematuro reemplazo de Alexander Nouri en el banquillo. Con Kohfeldt, la táctica cambió rotundamente y el cambio surtió un efecto positivo al pasar del 3-1-4-2 al 4-2-3-1 con el danés Delaney como eje funcional. Aunque sin Juno, definitivamente, el desplomo es inevitable. Werder Bremen venía con cuatro victorias en cinco partidos y un empate ante Bayern Munich, pero volvió a tropezar con piedras del pasado.

Los casilleros 12º (Bremen) y 13º (Hannover) desenmarascan los vaivenes sufridos en las instituciones, aunque los 'rojos' cumplen el cometido de asentarse en Bundesliga. Bremen, se redescubre con fichas que ya parecen agotarse y deberá, para el próximo período, reinventarse o edificar un nuevo proyecto.

miércoles, 4 de abril de 2018

El medio inglés de Klopp

Henderson de mediocentro, Milner y Oxlade-Chamberlain de interiores. Con ellos, surgen los laterales como flechas y se generan novedosos "triple" tándems con los extremos. Filosofia Kloppista en su máxima expresión. 

Foto: Sky Sports

El gran referente de Liverpool en el Siglo XXI es Steven Gerrard, un mediocampista integral que nos completaba. Gerrard lograba convertir y marcar desde un despliegue de una inteligencia maratónica. Su sentido de la ubicación corría a la misma velocidad de sus piernas, empoderadas de un golpeo y un trazo desde la finura de la potencia. A Liverpool le ha costado reemplazarlo, desde lo futbolístico y desde lo anímico. Y como un individuo no iba a cumplir las funciones en servicio del equipo como lo hacìa Steven, el alemán Jurgen Klopp encontró las tres piezas características que el 8 supo reunir para saltar a la eternidad: el pivoteo de Henderson, el 'todoterrenismo' de Milner; y el trajín y el disparo de Oxlade-Chamberlain, un extremo reconvertido.

La máxima expresión del Liverpool  se ha dado en el juego de ida de la Champions League 2017/18 ante Manchester City (3 a 0 en Anfield) donde el tridente inglés de Klopp ha minimizado al mediocampo ciudadano de Guardiola. Un genio incomprendido, un veterano de guerra y un fogoso  se compenetraron en obra y gracia del pensamiento medular alemán. Tal compenetración aplica dimensión ante la oblicua negativa de impedir gestar chances desde el centro al lateral por parte de Manchester City. En ataque, los libertinajes de Alexander-Arnold y de Robertson tenían soporte, la alimentación de Salah (temporadón goleador) y Mané germina desde la semilla de ese medio británico. 

La estirpe que nace desde Oxlade-Henderson-Milner es un toque metódico puro y exclusivo de Klopp, que puede aprovechar Gareth Southgate si le place. 

domingo, 1 de abril de 2018

Lille: el proyecto que se cayó a pedazos

De los sueños más grandes a luchar por la permanencia. Lille, el caso de un equipo que buscó la consagración continental y se derrumbó ante la primera grieta. 


Un alto impacto en el fútbol mundial se generó en mayo de 2017 cuando Marcelo Bielsa fue presentado en Lille. Era el regreso del “Loco”. A Francia y al fútbol. Sin embargo, la ilusión no llegó ser realidad. Esa promesa de ciclo agitador en una Liga que permite tales por los últimos vientos de Jardim en Mónaco, Génésio en Lyon, Favre en Niza parecía un epicentro ideal para desplegar su talante tal y cual lo realizó en Marsella. Para la campaña actual, donde ineludiblemente se debe quitar a PSG de la escena, Rudi García en el mismo Olympique o Ranieri en Nantes, sí pudieron aprovechar el viraje emancipador que enaltece la Ligue 1 en Europa (anestesiada en la hegemonía de Lyon), mientras que Bielsa, junto a Óscar García en Saint Ettiene decepcionaron.

Con el metódico proceso del bosnio Vahid Halilhodžić, Lille volvió a asentarse en la máxima división francesa y contrajo gratas campañas en el nuevo milenio, también en el timonel de Claude Puel, llevando al equipo a las grandes competiciones continentales y al equilibrio económico. Justamente con Rudi García conquistó un doblete histórico (Liga y Copa en 2011) a comienzo de década que generó una nueva política de fichajes, para compra y venta, lo que puso a Lille como club modelo en el país y en Europa. Hazard, Payet, Rami, Mavuba, Debuchy, Digne, Gervinho, Michel Bastos, Kjaer, Origi son algunos nombres que ilustran la moción.

Fiel a su estilo, Bielsa comenzó con un revolcón: borró a 12 jugadores con contrato de la plantilla (algunos históricos como el portero nigeriano Enyeama) y encumbró su serie de contrataciones valuada en más de 65 millones de euros. Un presupuesto gigantesco para una institución de un elástico y denotado segundo y hasta tercer orden de la escala nacional. Sin embargo, esa confianza ciega de Marc Ingla, director deportivo nombrado por el magnate luxemburgués Gérard López, promovió una especie de cheque abierto para la confección del equipo a placer de Marcelo. De aquí nacieron once contrataciones de futbolistas menores de 25 años.

Poco vale recordar la salida turbulenta del argentino, más allá de lo deportivo donde jamás pudo demostrar ni un gramito de su excelsa impronta. Bielsa dejó a Lille en puestos de descenso y allí se mantiene. Christophe Galtier tomó las riendas pero tampoco ha hecho mucho para oxigenar. Bielsa, antes de asumir en Lille, desestimó abruptamente una oferta de Lazio, quien decidió contratar a Simone Inzaghi casi de emergencia. Y en Italia como en Francia, quitando a Juventus de la escena, ahí está Bielsa y ahí está Inzaghi.