Defender con la pelota




En esta inimaginable secuencia de cuarentena mundial por la pandemia del COVID-19, la suspensión del fútbol me lleva a rememorar partidos viejos. Hoy, casi con 30 años, mi visión sobre el juego ha cambiado muchísimo comparada a los momentos exactos de algunos cruces históricos. Por eso, hace días vi la final de Champions League de 2009 entre Barcelona y Manchester United en Roma. Aquel triunfo 'culé' con el recordado cabezazo en zona de rascacielos de Messi tras un centro medidísimo de Xavi (MVP de esa final).

El partido defensivo de Barcelona fue magnífico. Una partida ajedrecista de Guardiola sobre Ferguson. El catalán hizo ver lento al escocés en sus movimientos de pizarra. Sin Alves ni Márquez, Pep situó a Puyol en el lateral derecho y minimizó a Cristiano Ronaldo. Yaya Touré fue primer marcador central. Busquets en la base de la jugada, Xavi encabezando la presión y situándose en gran parte del partido en campo ajeno (anulando en un duelo exigentísimo la presencia de Ryan Giggs) y Andrés Iniesta en un partido gambeteador ganando aplausos en cada pelota que tocaba. Guardiola descifró la final en los primeros 10 minutos. Tras dos llegadas importantes del United, Eto'o liquidó, partiendo de derecha al centro en diagonal tras un pase de Messi, situado en zona 14 para desfijar a los robustos Ferdinand y Vidic. Desde el 1-0, la superioridad fue abrumadora; se generó un control total de juego defensivo con y sin balón. Defendiendo con y sin pelota.

Un seguidor en Twitter me dice que ser "defensivo solo es sin balón". Disentí. Cuando uno tiene el balón se defiende y ataca. Cuando no lo tiene, sólo defiende. Es inherente ser defensivo teniendo la pelota. ¿Por qué? Porque el rival no tiene el medio para lastimarme, de por sí. En posesión, cuidar, acoger, proteger y avanzar con la pelota mientras busco romper una defensa rival es atacar mientras me defiendo. Atacar defendiendo. Diferentes referentes del fútbol mundial así lo ven. De ahí lo recojo, lo valoro, lo acepto y lo entiendo.

Mi amigo Eduardo (@10Kundera) suma: "Una de las cosas revolucionarias del fútbol español de hace 10-15 años es que comenzó a usar en mucha mayor medida (de lo que se hacía antes) el balón para más cosas que buscar ventajas ofensivas. Entendieron que se podía tomar una actitud conservadora usando el balón y buscando sobre todo ventajas defensivas". En mi caso hablaba, ni más ni menos, del Barcelona de Guardiola. Referencia precisa de lo expuesto por Eduardo.

En el último tiempo reflexiono si puede darse la inversa. Defender atacando. Ese Barcelona, el Liverpool de Klopp se organizan defensivamente para atacar. La postura defensiva no es expectante. Es desafiante. Es voraz en torno a la ofensiva.

Aquí no se 'mezclan' los principios defensivos u ofensivos. Simplemente interactúan. El movimiento del juego así lo demanda.

El seguidor me dijo que lo defraudé. Me resultó cómico y exagerado. Entiendo que el seguidor estudia para ser entrenador. Lo celebro. Personalmente, jamás podría serlo. Dirigir las conductas y comportamientos de 25 seres humanos e impregnarle un mensaje a través del juego es dificílisimo. Los tocados por las varitas lo logran. Suena egoísta, pero en mi rol de comunicador mi trabajo es analizar esa dirección. No quiero ser DT, quiero analizar lo que trabaja el DT. En este marco, tal vez se sintió mal porque, en mi opinión, "el fútbol primero es la cancha y después en el libro". Alguien que se nutre profesionalmente en un campo desde la lectura es lógico que se vea 'golpeado' por eso. Lo creo: fútbol es cancha, después libro. El único libro que se antepone son las reglas del juego. Mi vínculo con el aprendizaje del juego, siendo periodista, es netamente empírico. Insisto: no quiero ser jamás entrenador. Además, en un presentimiento demasiado personal, es que si consumo la mirada del juego que entregan los manuales de fútbol para entrenadores (APARTE: una cosa es literatura deportiva y otra manuales de fútbol para entrenadores), en cada partido necesitaré VER en el campo lo consumido. Es decir, desearé más, ver lo del libro en la cancha, que lo que realmente pasa en la cancha.

Prefiero analizar, como comunicador, lo que pasa en la cancha y llevarlo al libro. No al revés.

Ya ingresado en un torno burlesco y sin ganas de intercambiar ni entregar respeto en la discusión, el seguidor enuncia: "Te imaginas uno en Voley defendiéndose con el balón". Incomprensible. Compara un deporte donde hay tres toques obligatorios con otro que tiene toques infinitos en posesión. Además, el primer toque del voley tras un saque, es defensivo: la recepción. Luego armado, luego remate. El rival, si contraataca, primero defiende, arma, ataca. Y así. En fin.

Ya finalizando, llega un amigo del seguidor. Con cuenta recién creada a agitar. A enseñar sin modestia. Que "la práctica sin teoría es ciega", me dice y que "tengo un problema conceptual". Como si la teoría sin práctica no sería ciega... Serían letras sin fin.

Le pido al seguidor, que supuestamente me admira y defraudé, intercambio y respeto. Esa es mi escala. Intercambio-respeto-admiración. Intercambio para aprender (o desechar), respeto por naturaleza y recién después admirar. Admirarlo yo a él, admiración de él por mí o admiración mutua.

Sonrían, es fútbol











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