Una nueva camada de mediocampistas se toma la escena mundial rompiendo gradualmente el mito de correr, correr y correr en el "ser uruguayo". No se olvida, pero sí se transforma.
En el Mundial de Sudáfrica 2010 y en Brasil 2014 los mediocampistas centrales de Uruguay fueron el inoxidable Diego Pérez, el guerrero Egidio Arévalo Ríos y el todoterreno Walter Gargano, tres hombre de corte netamente de marca. Óscar Washington Tabárez, con 14 años al mando de Uruguay configuró su medular a partir de ellos, con el respeto máximo a la idiosincrasia de la 'garra charrúa'. Los resultados acompañaron, claramente. Campeones de América, un Mundial memorable y más condimentos que catapultaron nuevamente a la 'Celeste' al primer plano global tras una década (1990-2000) de más desencantos que alegrías.
En la jerga futbolera dicen que es esencial contar con un '5' uruguayo en todos los equipos. Por el despliegue, por la entrega, por el corazón, el amor a la camiseta y el sentido máximo de competencia extrema. El volante uruguayo es el que traba con la cabeza si hay que hacerlo, el que rompe los paradigmas del trazo fino para la salida desde el círculo central. Aunque el tiempo parece haber mutado las características de esos valientes "multicampistas", para concentrarse, sin perder el ADN, en alimentar desde otra impronta a dos monstruos del área como Luis Suárez y Edinson Cavani.
En el lógico cambio generacional uruguayo, Matías Vecino, Rodrigo Bentancur, Nahitan Nández, Lucas Torreira y Federico Valverde se erigen como los buenos-nuevos volantes del seleccionado; y ellos, otorgan otro tipo de visión a la hora de pensar el juego desde el mediocampo para Tabárez. La brújula elegida por el 'Maestro' es Vecino: un hombre al que Italia le generó aun más sensibilidad y precisión en el pase inicial jugando en Fiorentina y ahora en Inter. Su recorrido en el campo "se reduce simplemente" a transitar el redondel con el punto en el medio y desde su sentido de la ubicación establecer los circuitos, siendo parte, o con la pelota en la suela o con las miradas y la generación de espacios. A su lado, o Bentancur o Nández se destacan por su ida y vuelta constante. El primero, incluso, tiene un dominio más exquisito que el segundo, al que se le atribuye un 'corazón de león'. Una particularidad: ambos jugaron en Boca, un equipo que se hermana con la talante primaria del volante charrúa. Sin embargo, además del temple, Nández tiene una mixtura sorprendente gracias a su forma física: rinde en las coberturas tanto así como en la gestación de jugadas y en la llegada al área rival.
Los más jóvenes, Torreira y Valverde (líder de la Sub 20), encandilaron con su juego en el fútbol europeo y complementan la moción de cara al largo plazo. Su espacio en el equipo recién inicia pero incentiva a continuar el pensamiento de Vecino-Nández-Bentancur que el de Pérez-Arévalo-Gargano. Aun permanece en el proceso Álvaro González, quien empuja desde el aguante y la resistencia el linaje de sus ex compañeros, pero desde un rol ya más secundario.
Lo cierto es que Uruguay, desde su prisma histórico defensivo y combativo toma una nueva directriz que tiene muchas ganas de funcionar.
Vecino y Nández acorralando a Messi |
En la jerga futbolera dicen que es esencial contar con un '5' uruguayo en todos los equipos. Por el despliegue, por la entrega, por el corazón, el amor a la camiseta y el sentido máximo de competencia extrema. El volante uruguayo es el que traba con la cabeza si hay que hacerlo, el que rompe los paradigmas del trazo fino para la salida desde el círculo central. Aunque el tiempo parece haber mutado las características de esos valientes "multicampistas", para concentrarse, sin perder el ADN, en alimentar desde otra impronta a dos monstruos del área como Luis Suárez y Edinson Cavani.
En el lógico cambio generacional uruguayo, Matías Vecino, Rodrigo Bentancur, Nahitan Nández, Lucas Torreira y Federico Valverde se erigen como los buenos-nuevos volantes del seleccionado; y ellos, otorgan otro tipo de visión a la hora de pensar el juego desde el mediocampo para Tabárez. La brújula elegida por el 'Maestro' es Vecino: un hombre al que Italia le generó aun más sensibilidad y precisión en el pase inicial jugando en Fiorentina y ahora en Inter. Su recorrido en el campo "se reduce simplemente" a transitar el redondel con el punto en el medio y desde su sentido de la ubicación establecer los circuitos, siendo parte, o con la pelota en la suela o con las miradas y la generación de espacios. A su lado, o Bentancur o Nández se destacan por su ida y vuelta constante. El primero, incluso, tiene un dominio más exquisito que el segundo, al que se le atribuye un 'corazón de león'. Una particularidad: ambos jugaron en Boca, un equipo que se hermana con la talante primaria del volante charrúa. Sin embargo, además del temple, Nández tiene una mixtura sorprendente gracias a su forma física: rinde en las coberturas tanto así como en la gestación de jugadas y en la llegada al área rival.
Los más jóvenes, Torreira y Valverde (líder de la Sub 20), encandilaron con su juego en el fútbol europeo y complementan la moción de cara al largo plazo. Su espacio en el equipo recién inicia pero incentiva a continuar el pensamiento de Vecino-Nández-Bentancur que el de Pérez-Arévalo-Gargano. Aun permanece en el proceso Álvaro González, quien empuja desde el aguante y la resistencia el linaje de sus ex compañeros, pero desde un rol ya más secundario.
Lo cierto es que Uruguay, desde su prisma histórico defensivo y combativo toma una nueva directriz que tiene muchas ganas de funcionar.
Los buenos-nuevos volantes uruguayos
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