De los sueños más grandes a luchar por la permanencia. Lille, el caso de un equipo que buscó la consagración continental y se derrumbó ante la primera grieta.
Un alto impacto en el fútbol mundial se generó en mayo de 2017 cuando Marcelo Bielsa fue presentado en Lille. Era el regreso del “Loco”. A Francia y al fútbol. Sin embargo, la ilusión no llegó ser realidad. Esa promesa de ciclo agitador en una Liga que permite tales por los últimos vientos de Jardim en Mónaco, Génésio en Lyon, Favre en Niza parecía un epicentro ideal para desplegar su talante tal y cual lo realizó en Marsella. Para la campaña actual, donde ineludiblemente se debe quitar a PSG de la escena, Rudi García en el mismo Olympique o Ranieri en Nantes, sí pudieron aprovechar el viraje emancipador que enaltece la Ligue 1 en Europa (anestesiada en la hegemonía de Lyon), mientras que Bielsa, junto a Óscar García en Saint Ettiene decepcionaron.
Con el metódico proceso del bosnio Vahid Halilhodžić, Lille volvió a asentarse en la máxima división francesa y contrajo gratas campañas en el nuevo milenio, también en el timonel de Claude Puel, llevando al equipo a las grandes competiciones continentales y al equilibrio económico. Justamente con Rudi García conquistó un doblete histórico (Liga y Copa en 2011) a comienzo de década que generó una nueva política de fichajes, para compra y venta, lo que puso a Lille como club modelo en el país y en Europa. Hazard, Payet, Rami, Mavuba, Debuchy, Digne, Gervinho, Michel Bastos, Kjaer, Origi son algunos nombres que ilustran la moción.
Fiel a su estilo, Bielsa comenzó con un revolcón: borró a 12 jugadores con contrato de la plantilla (algunos históricos como el portero nigeriano Enyeama) y encumbró su serie de contrataciones valuada en más de 65 millones de euros. Un presupuesto gigantesco para una institución de un elástico y denotado segundo y hasta tercer orden de la escala nacional. Sin embargo, esa confianza ciega de Marc Ingla, director deportivo nombrado por el magnate luxemburgués Gérard López, promovió una especie de cheque abierto para la confección del equipo a placer de Marcelo. De aquí nacieron once contrataciones de futbolistas menores de 25 años.
Poco vale recordar la salida turbulenta del argentino, más allá de lo deportivo donde jamás pudo demostrar ni un gramito de su excelsa impronta. Bielsa dejó a Lille en puestos de descenso y allí se mantiene. Christophe Galtier tomó las riendas pero tampoco ha hecho mucho para oxigenar. Bielsa, antes de asumir en Lille, desestimó abruptamente una oferta de Lazio, quien decidió contratar a Simone Inzaghi casi de emergencia. Y en Italia como en Francia, quitando a Juventus de la escena, ahí está Bielsa y ahí está Inzaghi.
Un alto impacto en el fútbol mundial se generó en mayo de 2017 cuando Marcelo Bielsa fue presentado en Lille. Era el regreso del “Loco”. A Francia y al fútbol. Sin embargo, la ilusión no llegó ser realidad. Esa promesa de ciclo agitador en una Liga que permite tales por los últimos vientos de Jardim en Mónaco, Génésio en Lyon, Favre en Niza parecía un epicentro ideal para desplegar su talante tal y cual lo realizó en Marsella. Para la campaña actual, donde ineludiblemente se debe quitar a PSG de la escena, Rudi García en el mismo Olympique o Ranieri en Nantes, sí pudieron aprovechar el viraje emancipador que enaltece la Ligue 1 en Europa (anestesiada en la hegemonía de Lyon), mientras que Bielsa, junto a Óscar García en Saint Ettiene decepcionaron.
Con el metódico proceso del bosnio Vahid Halilhodžić, Lille volvió a asentarse en la máxima división francesa y contrajo gratas campañas en el nuevo milenio, también en el timonel de Claude Puel, llevando al equipo a las grandes competiciones continentales y al equilibrio económico. Justamente con Rudi García conquistó un doblete histórico (Liga y Copa en 2011) a comienzo de década que generó una nueva política de fichajes, para compra y venta, lo que puso a Lille como club modelo en el país y en Europa. Hazard, Payet, Rami, Mavuba, Debuchy, Digne, Gervinho, Michel Bastos, Kjaer, Origi son algunos nombres que ilustran la moción.
Fiel a su estilo, Bielsa comenzó con un revolcón: borró a 12 jugadores con contrato de la plantilla (algunos históricos como el portero nigeriano Enyeama) y encumbró su serie de contrataciones valuada en más de 65 millones de euros. Un presupuesto gigantesco para una institución de un elástico y denotado segundo y hasta tercer orden de la escala nacional. Sin embargo, esa confianza ciega de Marc Ingla, director deportivo nombrado por el magnate luxemburgués Gérard López, promovió una especie de cheque abierto para la confección del equipo a placer de Marcelo. De aquí nacieron once contrataciones de futbolistas menores de 25 años.
Poco vale recordar la salida turbulenta del argentino, más allá de lo deportivo donde jamás pudo demostrar ni un gramito de su excelsa impronta. Bielsa dejó a Lille en puestos de descenso y allí se mantiene. Christophe Galtier tomó las riendas pero tampoco ha hecho mucho para oxigenar. Bielsa, antes de asumir en Lille, desestimó abruptamente una oferta de Lazio, quien decidió contratar a Simone Inzaghi casi de emergencia. Y en Italia como en Francia, quitando a Juventus de la escena, ahí está Bielsa y ahí está Inzaghi.
Lille: el proyecto que se cayó a pedazos
Reviewed by laprimeragambeta
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11:55
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