martes, 24 de julio de 2018

(Videos) Goles de lateral a lateral en Rusia 2018

En Rusia cuatro goles se gestaron por obra pura y exclusiva de los laterales y/o carrileros. Dos de ellos se construyeron desde la banda izquierda con desenlace en la derecha; y otros dos a la inversa. El más bonito fue el Benjamin Pavard ante Argentina y el más emotivo el de Marcos Rojo contra Nigeria. En el caso de los gritos de Bélgica, Chadli y Meunier se asistieron para sacar el espectacular manual del contragolpe de Roberto Martínez.

Foto: Reuters


1. Rojo contra Nigeria:


En el angustioso ocaso del tercer partido de fase grupal de Argentina, Marcos Rojo clasificó a la 'Albiceleste' a los cuartos de final con una aparición estupenda en el marco del caos. El jugador de Manchester United comenzó jugando como marcador central y finalizó siendo lateral izquierdo. El centro fue enviado por Gabriel Mercado. 

2. Pavard contra Argentina:


El gol de Pavard fue precioso. Por el contenido creativo colectivo, por el recuso técnico del mismo Benjamin y por la importancia. Con su grito, Francia igualó el encuentro ante Argentina y enrutó su camino a la corona. Fue nominado a mejor gol de la Copa.

3. Chadli contra Japón:


Nacer Chadli resultó ser el comodín de Roberto Martínez en el Mundial. Ante Japón fue una herramienta de recambio que permitió la inolvidable remontada ante Japón. Chadli puso el 3-2 final en el tiempo de adición tras un contragolpe brutal que comandó De Bruyne y que facilitó Meunier. 

4. Meunier contra Inglaterra:


Primero de Meunier para Chadli, luego de Chadli para Meunier. No es casualidad, es trabajo y conciencia. Bélgica se quedó con el tercer puesto por la conexión entre sus carrileros naturales y primordiales.


A destacar: 

Wagué ante Japón: El senegalés tuvo una llegada brutal, y, tras asistencia de Mbaye Niang marcó el 2-1 parcial de su país ante Japón robándole las espaldas a Inui. A sus 19 años sorprendió por su agilidad, determinación y aplicación al andarivel y muchos equipos ya quieren sacarlo del Eupen de Bélgica.



Augustinsson ante México: La ruptura del marcador de Suecia ante el 'Tri' llegó gracias a la sagacidad de Ludwig Augustinsson. El lateral se desprendió de su marca (Layún), leyó la jugada (y el error) de sus compañeros y ajustició a Memo Ochoa. Fue el derrumbe de México en ese encuentro.



Nacho ante Portugal: Nacho convirtió uno de los tantos más bellos del Mundial. Un impacto en seco, con el balón al aire y una ubicación única. El defensa del Madrid se lució mostrando al globo un golpeo estupendo.


viernes, 20 de julio de 2018

El atractivo táctico de Suiza en el Mundial

Vladimir Petkovic llevó a Suiza a los octavos de final de Rusia 2018 con un plan futbolístico de interesante concepto y de buena ejecución. 





Suiza repitió 15 de los 23 jugadores de Ottmar Hitzfeld en Brasil 2014. La base fue su mejor testimonio en Rusia: Stephan Lichtsteiner, Valon Behrami, Blerim Dzemaili, Xerdan Shaqiri y Haris Seferovic, pero a ellos se le sumaron grandiosos proyectos como Akanji en la defensa, Zakaria en la medular y Zuber y Embolo en ataque que ya logran amalgamar el recambio generacional con el ADN de Petkovic. Suiza demostró un sostén colectivo para el surgimiento de las individualidades: Shaqiri, Dzemaili y Zuber tuvieron sus trazos altos en la Copa gracias a las pequeñas sociedades generadas en sus espaldas. Incluso Xhaka, como líder del equipo fue de menor a mayor. El jugador de Arsenal inició poco participativo y culminó como el eje necesario para el arranque de juego. Los de Petkovic nunca desistieron a la salida higiénica desde el fondo ante las presiones altas de sus rivales y he allí la gran victoria del entrenador. En cada encuentro, su filosofía se expresó.

Mecanismos y automatismos teutones del legado Hitzfeld y la herencia musculosa ganada en la gran mayoría de jugadores que se desempeñan en la Bundesliga llevaron a Petkovic a implementar un bosquejo con tintes similares a la de la gestión Löw. En la victoria, la derrota o el empate, hubo coherencia futbolística con rasgos y detalles de buen fútbol. A Suiza le falta un peso jerárquico para lograr el resultado, pero el salto de calidad en, desde, por y para el juego, lo ha dado.






















Suiza en defensa:


La línea de cuatro defensas se mantuvo sólida en mayor parte del Mundial. Lichtsteiner-Schar-Akanji-Rodríguez tienen, en sus características individuales, los componentes esenciales para unirlos al servicio de la propuesta. Lichtsteiner ofreció el rodaje, el despliegue y la veteranía, Schar la figura imponente, Akanji mostró su talento en potencia en la vía aérea, el juego raso y la limpieza en la salida y Ricardo Rodríguez añadió trajín en la proyección. La prueba de fuego fue ante Brasil y salió librada con una excelente forma. El salto cualitativo lo entregó ante Serbia con el plan similar, que se resolvió en la última jugada del encuentro soltando un contragolpe brutal, para incluir en los manuales de juego. En los octavos de final, sufrió una desgracia donde terminó perdiendo la batalla táctica, pero el bloque se mantuvo recio ante el esquema rocoso de Suecia.

Suiza en ataque:

Elevando a sus laterales, desplazando a sus centrales e indicando a Behrami o Xhaka como líberos para el armado de los circuitos (neutralizados por el plan de Andersson en la eliminación del equipo helvético), Suiza fue eficiente por los carriles externos y también por el carril central. Sin embargo, en la cadena de eslabones del andarivel central Behrami-Xhaka-Dzemaili, tres volantes mixtos puros, faltó el más determinante: el centrodelantero. Petkovic inició con Haris Seferovic, el goleador de la Clasificación hacia el Mundial, pero no logró afirmarlo para el campeonato. Por ello, Drmic y Gravanovic lo desalojaron de la titular. En la bandas Zuber/Embolo y Shaqiri cumplieron con las expectativas, y si se quiere, las superaron. 




Shibasaki e Inui para el mundo

Los dos mejores jugadores de Japón en el Mundial fueron Gaku Shibasaki y Takashi Inui. Los futbolistas de la Liga se destacaron en un equipo que sorprendió por sus varios puntos altos. 

Foto: Zimbio
Japón tuvo un grandísimo Mundial. Las dudas generadas con el brusco viraje deportivo que suponía el cambio de entrenador a pocos meses del inicio de la Copa, se disiparon completamente con un ajustado plan de equilibrio basado en la mixtura entre vértigo y posesión. Akira Nishino tuvo dos estandartes en ese bosquejo que resultaron sumamente fructíferos para completar una interesantísima participación: el cerebro de Gaku Shibasaki y el desequilibrio de Takashi Inui. La Liga de España, con el pecho inflado por ellos.

Shibasaki fue el crupier del juego nipón. En la medular compartida con el símbolo Makoto Hasebe, el jugador de Getafe se dispuso para la creación retrasada, el primer pase de construcción para Kagawa y el balonazo frontal a los extremos en la búsqueda del espacio. Shibasaki causó estragos ante una Colombia desorientada, se fajó frente a la potencia física senegalesa y mostró su talento en uno de los grandes partidos de la Copa contra Bélgica. Desde su sentido de la imaginación y precisión en la ejecución, edificó dos de los gritos más vociferados de Japón: el 1 a 1 ante Senegal (gol de Inui) y el 1-0 parcial ante Bélgica (gol de Haraguchi). Con su templanza en el círculo central brotaron los mejores circuitos, a partir de su ubicación en el eje fue que surgieron los escaparates tácticos que mostraron el mejor brillo del equipo.

El toque distintivo para el tanto de Haraguchi


El pase de Gaku a Nagatomo que agrietó la línea de Senegal:



Mientras todos los flashes se centraban lógicamente en la figura de Shinji Kagawa para el comando del ataque asiático, floreció Takashi Inui como talento diferencial en la banda izquierda. Su panorama, su pegada, su frescura y el atrevimiento del vigente Yuto Nagatomo como su socio ideal fraguaron en un atractivo silencioso que se sacudió con un ‘mundialazo’. Inui no sólo convirtió dos goles, fue, posiblemente, el arma más peligrosa de Nishino en Rusia. Y por ello, no se explica cómo no lo mantuvo en el onceno titular frente a Polonia, donde el cuadro nipón transitó por la cornisa. El flamante jugador de Betis, a sus 30 años, se presentó ante el mundo con una firma fina y desfachatada.



jueves, 19 de julio de 2018

Panamá, Baloy y la emoción del primer gol a la vista del Volga

La Selección centroamericana disputó su primer Campeonato del Mundo y también logró un grito que desanudó millones de gargantas en su territorio. En Nizhni Nóvgorod, el equipo perdía 6 a 0 ante Inglaterra, pero el gol de Felipe Baloy marcó un hito emocionante que tronó desde Rusia hasta el canal.

Foto: EFE
Una voz tímida comenzó el alarido que enervó su trueno desde el silencio a de los abatidos hasta la naturalidad de la esperanza. Panamá fue el equipo que devolvió la pureza de la esencia futbolera, devota, entusiasta y amateur a ese fútbol profesionalizado a ultranza, cartelero-mediático, multibillonario, carnívoro de piernas, ilusiones y deseos de aquellos que alguna vez patearon una botella en las veredas de sus barrios mientras soñaban con vestir la casaca de la Marea Roja. Esas calles que se trasladaron a los campos para edificar una Liga, que aún sufre de la precariedad del desarrollo perturbado, pero que forjó una camada de talentos que firmaron el nombre de la nación en la cúspide del terreno futbolero global.




Los himnos que trajeron lágrimas de orgullo, se vieron disminuidos ante el huracán vociferante que llegó con el cabezazo de Baloy. No sólo fue el grito de Panamá, fue el grito del fútbol puro, el grito de quien lucha y resiste por cumplir sus sueños. El gol de Baloy fue el descanso más saludable para él y sus compañeros que sintieron cumplida la misión. Gabriel Gómez, Román Torres, Jaime Penedo, Blas Pérez y Luis Tejada y el propio ‘Pin’, quienes cargaron a sus espaldas el hito para convertirlo en mito.  Y sí, perdieron 6 a 1, fueron arrollados, pisoteados y dignamente vencidos jugando a la pelota; pero en antes de cualquier hundimiento, los panameños mostraron que tenían un objetivo común por lograr.

La noche del inmortal Essam El Hadary

A sus 45 años, el egipcio Essam El Hadary rompió el récord como el jugador más longevo en la historia de los Mundiales. El portero se lució en la Arena de Volgogrado ante Arabia Saudí y a pesar de la derrota, se dio el lujo de volar palo a palo y tapar un penal.

Foto: Diario As
Essam El Hadary tenía 17 años cuando Egipto disputó en Italia su último Mundial hasta Rusia y Mohamed Salah aún no había nacido; pasaron 28 y ambos disputaron el partido final de su selección en la fase grupal de Rusia 2018. El Hadary, icono del poderoso Al Ahly de la Liga local, se convirtió en un emblema decisivo de los ‘Faraones’ durante la primera década del nuevo milenio, donde se consagraron campeones de la Copa Africana de Naciones en dos oportunidades (2006 y 2008).

Fueron 28 años de espera para Egipto. Fueron 21 años en la Selección para El Hadary. Fue una noche para la inmortalidad del arquero. Los libros ya tienen escrito su nombre y será muy difícil que algún otro colega pueda borrarlo. "Sería una lástima para mí, pero si lo hace sería para quitarse el sombrero porque llegar a los 45 años a una Copa del Mundo es realmente un valor agregado", dijo Faryd Mondragón, el dueño del récord a El Hadary. Ese plus agregado fue su actuación: atajando los 90 minutos, volando e incluso tapando un penal.


Varane y Umtiti: Ganando el Mundial en las áreas

El trazo francés hacia el título del mundo estuvo afinado por los goles de Varane ante Uruguay en los cuartos y de Umtiti contra Bélgica en la semifinal. Los zagueros centrales ganaron en la cueva y ganaron en rodeo ajeno. Y, como es sabido, los partidos de fútbol, se ganan mayormente en las áreas. 

Foto: Getty Images - Directv Sports
El 2 de Real Madrid y el 6 de Barcelona. Los Modric y Rakitic de la defensa francesa. Integraron un binomio estelar que fue determinante para el título en Rusia. La fusión de dos poderes tan disimiles en lo técnico y táctico, si se quiere, pero que con la fuerza de las miradas se han hecho un solo bastión para asegurar desde la solidez el blindaje de la red de Hugo Lloris. Y así como cumplieron, con 10 puntos de calificación, su primera misión de ganar en su área, tuvieron un papel protagónico en las metas rivales afirmándose como los reyes del anticipo ofensivo. Incluso Varane ha puesto su performance al servicio del pensamiento al Balón de Oro, no solo del Mundial sino también de aquel se Messi y Ronaldo se ganan cada año.

Varane es como la Torre Eiffel. Fino, elegante, elástico, volátil. Dueño de su zona en el rectángulo en el real sentido de la palabra. Es un tiempista natural por su lectura eficaz del juego. El nacido en Lille tiene un olfato infalible para detectar los movimientos de su oponente y a ello le impregna un convincente carácter, porte físico y una técnica defensiva notable.



Umtiti es como el Arco del Triunfo. Lo estructural de su juego nace desde el músculo y el temple, pero su evolución conceptual desde su debut en Lyon no ha parado. Gracias a las filosofías de Garde y Génésio es que Barcelona posó sus ojos en él y no se ha equivocado. El potente zaguero incorpora día a día más rasgos vistosos y detalles cualitativos a su repertorio.



miércoles, 18 de julio de 2018

Modric fue el San Valentín de Croacia

Luka Modric recibió el premio a Mejor Jugador del Mundial y fue la perla atrayente de la Croacia subcampeona de Dalic. Efecto, verdad y consecuencia. 

Foto: Getty Images
Varios equipos enamoraron en el Mundial. Por estilos como es el caso de la fina Bélgica de Roberto Martínez, la contundente Francia campeona y la conmovedora y guerrera Uruguay. Por jugadores, por partidazos, por entrenadores. Varios enamoraron. Posiblemente Croacia incorporó todas estas menciones para catapultarse como la nación que más flechó corazones de la Copa y el San Valentín del caso fue Luka Modric. El 10 le hizo honor al número en todo sentido extendiendo en Rusia su elegante, determinante y laboriosa performance generada en Madrid con el tricampeonato de Europa en la espalda. Ganó el Balón de Oro y también busca el mismo galardón a fin de año. 

En un mes Modric convivió con todas las sensaciones futbolísticas que puedan tenerse dentro de un campo. Fue director de orquesta y también tocó el triangulo cuando debió; fue mago con conejos en la galera y también se puso el overol para trabajar en el laboratorio táctico de Zlatko Dalic. Luka saboreó las mieles de la gloria con su golazo ante Argentina y se repuso de dos errores que pudieron ser cruciales en el camino de Croacia a la gran final: el penal fallado ante Schmeichel en el tiempo extra de los octavos de final y la infracción que derivó en el gol de Trippier en la semifinal frente a Inglaterra en un retroceso de tardía lectura



Rakitic fue su socio en el trivote con Brozovic como tapón. El 7 y el 10 se complementaron, se relevaron, se fusionaron y se hermanaron con una soltura que rompió los paradigmas de madridismo y barcelonismo. Por el contrario, esas filosofías de vida se unificaron en servicio de Croacia.

Rakitic en el pressing, Modric en la posición y en la precisión. Brozovic, de mediocentro.
Los extremos o laterales se centralizaron para realizar ese movimiento visto en los 7 partidos.
Luka tiene la simpleza de ser líder sin eclipsar a sus compañeros, sino que los contagia, los invita y los anima al colectivo. Es quien generó el mencionado enamoramiento al sentido de la ubicación de Brozovic, Modric incentivó los despuntes de Perisic y Rebic a campo abierto e impulsó las trepadas de Vrsaljko o Strinic con sus tempos. Organizador y voluntario. Su despliegue fue fenomenal con el trajín de una temporada eterna con Real Madrid, pero con la bandera en sus ojos y en sus pies, dio un plus extra. Eso es lo que enamora. Dar más y dar más y dar más. “No es solamente que corre mucho, sino que corre bien. Todo lo que hace es en favor del equipo. Nunca va a poner sus intereses personales por encima del equipo” dijo Dalic sobre èl y nos conquistó.

martes, 17 de julio de 2018

Bob vs. el Brasil de Tite

En Kazan, Bélgica y Brasil regalaron el mejor partido del Mundial en los cuartos de final. La pizarra de Roberto Martínez se lució como nunca antes y la 'verdeamarelha', gran favorita al título, sucumbió. Los de Tite padecieron el primer tiempo y arrasaron en el segundo; sin embargo, los movimientos camaleónicos en el dibujo y en lo nominal, Courtois y el factor suerte enderezaron la balanza para los europeos.

Martínez y Henry, celebrando ante Brasil
Foto: Getty Images - MARCA

A continuación, tres movimientos específicos que despedazaron el plan y el invicto de Tite con Brasil:

(1)

1. Roberto Martínez cambió su 3-4-2-1 original por un 4-3-3 que pateó el tablero de propios y extraños. En esa disposición de espejo, se le plantó al efectivo 4-3-3 de Tite. De Bruyne jugó como el famoso 'falso 9', Lukaku en el extremo se encargó de tapar a Marcelo, Nacer Chadli se ubicó como interior izquierdo y Witsel casi que realizó una marca personal a Coutinho. Luego, Meunier se fijó en el lateral para neutralizar a Neymar y Vertonghen (habitual stopper en la línea de 3) hizo lo propio en la zona izquierda para opacar a Willian. Finalmente, entre Alderweireld y Kompany se deglutieron a Gabriel Jesús.

(2)
2. Bélgica golpeó primero (Fernandinho en contra tras balón detenido) y sus repliegues sin balón fueron una delicia táctica. En la imagen 2, se percibe el estiramiento para interrumpir la amplitud de Brasil. Recostados hacia la dirección del balón, no permitieron las fructíferas trepadas de Paulinho. Se cumplió el adagio que dicta "gana el partido, quien gana el mediocampo.

(3)
 3. A la hora de formar el triangulo y comprimirse en la medular, se evidenció la cohesión entre mediocampistas y delanteros. Brasil chocó ante un muro táctico fino, metódico y supremo durante 45 minutos. Los de Tite jamás lograron destruir la telaraña de Bélgica  y se vieron minimizados con el balón en todo momento. Cinco minutos después del reloj que ofrece la imagen 3, llegó el golazo de Kevin de Bruyne para el 2-0.

Ya en el segundo tiempo, el fuego sagrado brasilero primó. Con sed de venganza y hambre de triunfo, la llama se encendió con la enjundia y cuando Brasil te acorrala, te asfixia hasta el degollamiento. Ante Bélgica fue la excepción: a pesar de culminar con 27 remates (9 directamente al arco) no logró batir a Thibaut Courtois en dos oportunidades para forzar el alargue. El descuento para la 'canarinha' fue de Renato Augusto (ingresó en el ST), impactando de cabeza una frotada de lámpara de Coutinho. 

En este duelo, Roberto Martínez se graduó como entrenador de élite mundial. 


La cara del nuevo Perú es André Carrillo

El extremo derecho tuvo un Mundial fantástico y fue la gran figura de Perú en su retorno a los Mundiales. En los tres encuentros de la fase grupal se mostró ágil y picante, siendo el jugador distintivo de un vistoso ataque incaico. 

Foto: @SeleccionPeru
Larsen, Lucas Hernández y Behich padecieron en junio una flecha candente en el andarivel derecho peruano llamada André Carrillo. El ex jugador de Benfica (vendido al Al Hilal de Jorge Jesús post Mundial) se destapó en la Copa y le mostró su mejor versión al mundo. En un frente donde Paolo Guerrero y Jefferson Farfán se catalogaban como los referentes, la ‘Culebra’ acaparó todas las miradas con su intrepidez en la banda, su velocidad para atacar el espacio y sus regates en la dinámica exigida por Gareca. Desde la medular en ofensiva, Carrillo fue el único jugador que el estratega argentino no movió y los tándems con Luis Advíncula fueron la herramienta más peligrosa del equipo sudamericano.

Hasta el tanto de Carrillo a Australia en Sochi, el último grito peruano en la Copa del Mundo había sido de Guillermo La Rosa ante Polonia en 1982. Justamente La Rosa es uno de los descubridores de André en Semillero 2000, la academia en donde se formó y la unión de las historias otorga un matiz aún más emotivo.



A sus 27 años y con Paolo y Farfán en el trazo final de sus carreras, Carrillo será la nueva cara de Perú. Su edad está en un punto justo para el liderazgo oportuno del nuevo brote de jugadores, que, acompañados por la columna vertebral que deja Gareca deben proseguir la gesta. Junto a Pedro Gallese, Christian Cueva, Miguel Trauco y Édison Flores serán el horizonte cercano para la continuidad.

Colombia fue una montaña rusa

La participación cafetera en el Mundial ha tenido altibajos, pero en medio de la irregularidad futbolística dejó matices para continuar pensando en su evolución.

Foto: AFP
La adversidad. El deleite. La fortaleza. El error, el milagro y la decepción final. Con estos naipes jugó Colombia en su baraja de sensaciones en el Mundial de Rusia. Esta vez, esos picos extremos trajeron el orgullo que brota con el desencanto. Colombia no supo administrar la riqueza de sus recursos y aunque en el frío y crudo análisis el ciclo de José Néstor Pékerman seguramente haya dejado a la luz un pequeño retroceso en el proyecto, vender cara su derrota posiblemente sea el último objeto preciado de su gestión. Después de 16 años de ausencia en la Copa, Pékerman llevó a pensar al pueblo colombiano que podían ser finalistas. Junto a una camada maravillosa de talentos, ha marcado una pauta que será una vara altísima para su sucesor.

La crítica al entrenador nace desde las entrañas estilísticas del fútbol colombiano. Ese juego vistoso, carismático y seductor que se vio descompuesto por el sentido de la competencia, la mentalidad ganadora y la prioridad del resultado encima de los modos. Algunos prefieren el espectáculo por sobre todas las cosas y es respetable. Pékerman buscó adaptarse a ese gen y lo logró. Sin embargo, nunca omitió el suyo: el detalle equilibrista que, en las difíciles, se inclina hacia el sostén defensivo. El pecado de Pékerman no fue ese (recibió tres goles en cuatro partidos y dos de penal), su pecado fue no bajar de esa montaña rusa de emociones a su equipo en caso que fallara el plan primario. Esta moción se notó con los descontroles sufridos ante Japón e Inglaterra. Ante Polonia, el equipo brilló. Ante Senegal, el equipo cumplió; pero los vaivenes desnudaron los detalles equívocos que no le permitieron dar ese plus cualitativo porque Colombia tenía cómo vencer a Inglaterra.  

Yerry Mina se caratuló como el mejor delantero del equipo. Siendo zaguero, cumplió más en las tertulias ofensivas que en las defensivas. El jugador de Barcelona volvió a remarcar que es uno de los proyectos presentes más letales del fútbol sudamericano y su cotización se elevó notablemente en Rusia. Falcao y James los referentes colombianos de este milenio, tuvieron su primer mundial juntos y no se encontraron: el 10 por las lesiones que lo aquejaron y el 9 por el circuito de juego del equipo. A su vez, las gratas impresiones las entregaron Juan Fernando Quintero y Wilmar Barrios. Quintero entregó destellos que nos pusieron lagrimosas las pupilas y Barrios fue al Mundial a ofrecer su corazón. 

Lo cierto, real, rescatable y valorable es que Colombia ya no será más la cenicienta en los Mundiales. Ya puede mirar a la cara a cualquiera, en cualquier instancia, en cualquier lugar. Cada cuatro años sube un peldaño. En su sexta participación, se ha consagrado como la gran nación en potencia.


España, el desastre deportivo del Mundial

La Furia Roja fue aplacada por un feroz choque de intereses que derrumbó la gestión impecable de Julen Lopetegui al mando del primer equipo. Ya con Fernando Hierro como DT de emergencia clasificó agónicamente en la fase grupal y en octavos de final perdió ante una Rusia discreta. No hubo estilo, ni fútbol, ni impronta, ni alma. Un papelón histórico sin precedentes.

España se despidió de Rusia sin derrotas.
El miércoles 13 de junio faltaban 48 horas para que España debutase ante Portugal y explotó una bomba en la concentración del equipo ibérico en Rusia: Real Madrid anunciaba a Julen Lopetegui como su nuevo timonel después del Mundial. El fuego cruzado entre Real Madrid y la Selección, entre Florentino Pérez y Luis Rubiales, entre la codicia y Jorge Mendes, entre el apetito y Julen Lopetegui provocó el peor incendio posible en las aguas más calmadas. Todos los personajes en cuestión montaron un espectáculo bochornoso que entró en las páginas negras en la historia de los Mundiales y que quedará marcado por los años venideros como uno de los desastres deportivos más significativos.

La secuela lógica fue un desempeño paupérrimo de la Roja en la Copa. Si bien es cierto que España se fue de Rusia sin perder, su favoritismo se diluyó de una manera contundente: no ganó el mejor partido que disputó (ante Portugal), clasificó angustiosamente a los cuartos de final (gol y VAR de Aspas a Marruecos) y fue derrotada ante la anfitriona Rusia, un nación sin historia mundialista, con un esquema temeroso que cercó sus intenciones anémicas, esporádicas y anodinas de la Furia, mientras Iniesta miraba todo desde el banquillo de suplentes.

Hierro no luce como culpable. Dejó un cargo administrativo y con la pasión que siempre lo caracterizó hizo lo que pudo para liderar desde la estrategia una pizarra automatizada. El mayor despiste que causó controversia fue el ingreso de Koke por Iniesta para enfrentar a Rusia y justamente tras la eliminación, surgió un video donde Diego Costa expuso sus ópticas sobre la selección del mismo Koke como ejecutor en la serie de penales. Quedó en manifiesto que Hierro se apoyó en el pensamiento de los jugadores en el delineamiento de las decisiones más concluyentes.

España en el Mundial pasado se fue en primera ronda y en la Euro de hace dos años también tuvo su tropezón. Con Lopetegui renacieron las esperanzas e incluso, la Roja se compró un nuevo traje de candidato; pero esa última ficha por jugar para la ‘Generación Dorada’ se perdió en la maquinita de la maquinaria ‘merengue’ y cayó por el agujero negro de la Real Federación.

Mbappé libre para el libertinaje

La gran sensación de #Rusia2018 fue Kylian Mbappé. Un jugador y una carrera en potencia. Campeón del Mundo a los 19, tiene el futuro en la palma de su mano.



A campo abierto, con el sentido más libre del libertinaje flotó Mbappé hacia la gloria suprema. Esa actitud irrespetuosa y desfachatada lo catapultó, con 19 años, a una cúspide que varios históricos de época no han logrado subir. En la derecha, en el carril rápido de la autopista, se benefició de la propicia estructura de Didier Deschamps para lastimar desde los balones al espacio con la pujanza del crack moderno en las travesuras de los wines de 'vieja escuela'.

Ya lo llaman "El Heredero" de Cristiano y Messi. Particularmente lo grafico con el identikit de Thierry Henry. Tiene condiciones, vuelos, definiciones, trancos y regates similares. Se vislumbra ese espejo de movimientos. Ambos surgieron de Mónaco, ambos fueron campeones mundiales a temprana edad y ambos fueron los goleadores de Francia en dichos mundiales. "Para ganar hay que creer, no sólo vale tener calidad, sino saber que tienes calidad. Es la base, pero sobre todo hay que creer. El que más cree, acaba ganando" dijo tras levantar la Copa en Rusia. El factor confianza ha sido determinante. Percibir ese carácter brutal en un adolescente es sencillamente asombroso. Henry también lo demostró. Messi, por ejemplo, por decisiones de índoles momentáneas, a sus 19 años tuvo que verse eliminado ante Alemania en 2006 desde el banquillo. Esto último puede ser un indicativo mayor o menor, pero en la comparativa fría, Kylian ya tomó una distancia en la métrica. 



Entrando en lo táctico-conceptual, consagrarse como velocista, un talento nato adherido a su calidad futbolística, tiene base, también en el sistema. Mbappé estableció un interesante tándem con Benjamin Pavard que permitió su fuego. Descansar en Pavard, un zaguero convertido en lateral, le otorgó una disposición total al ataque. A su vez, el trivote Kanté-Pogba-Matuidi generó la solidez clave para la fogosidad de los contragolpes. Matuidi fue el componente más silencioso que acompañó el brote de Kylian: desde el centro hacia la izquierda los movimientos diagonales que se gestaron desde sus pies despistaron a las defensas sudamericanas (victorias galas ante Perú y Argentina; también efectuadas por Tolisso contra Uruguay). Las andanzas mixtas de los laterales, definitivamente más ceñidos a la posición que a la avanzada, entregaron herramientas para cambios de frente, péndulos constantes del medio al frente de ataque. A su vez, la omnipresencia de Antoine Griezmann motivó su rol de letalidad: con el 7 patinando a gusto, el 10 encontró soledades necesarias para el despegue.


Arribando a la tercera década del nuevo milenio, mutamos a la generación de extrema globalización en cuanto a los mayúsculos talento fútbolísticos y Mbappé comanda esa transición.

lunes, 16 de julio de 2018

Zlatko Dalic, el referente del cortoplacismo

Zlatko Dalic es el referente del cortoplacismo (sin ánimos de simplificar). El DT de Croacia llegó en octubre pasado reemplazando a Ante Cacic, logró una gesta histórica en Kiev para llegar al repechaje y fue finalista en el Mundial.


Zlatko Dalic y su grupo.
Foto: AFP
El viernes 6 de octubre de 2017, Croacia empató ante Finlandia en Rijeka y despidieron a Ante Cacic (ese día los croatas se beneficiaron de la goleada de Islandia a Turquía y continuaron con vida en la Clasificación Europea). Para el viernes 9, llegó Dalic y derrotaron 2 a 0 a Ucrania que venía invicta como local. Después, arrollaron a Grecia en la repesca. Un proyecto de cuatro días que culminó con el subcampeonato.

Croacia tuvo una clasificación agónica ¡al repechaje! en el marco de una crisis administrativa gigantesca. Después de vencer a Grecia, jugaron dos amistosos en la Fecha FIFA de marzo ya con Dalic ratificado: perdieron con Perú y vencieron a México. A Dalic se le criticaba que deslucía a Modric. Badelj-Rakitic se repartían la medular y Modric era enganche. No lograr congeniar ese triángulo era el factor más problemático para Dalic (con menos de seis meses de trabajo y apenas 3 partidos con el grupo). En el Mundial se solucionó todo.

Dinamo Zagreb es la cantera de oro del fútbol croata. La mayoría de jugadores de esta selección surgieron de allí. A pocos días del comienzo del Mundial, Zdravko Mamic, su mandamás histórico y otros dirigentes del club fueron condenados por malversaciones millonarias de fichajes (entre ellos de Kovacic y Modric → NOTA: (https://bit.ly/2N7LgvR

Entonces, entre esos fuegos cruzados de carnívoros intereses institucionales y bruscos rumbos deportivos, una camada brillante de jugadores (quizás mejor que la del 98) se unió en el momento justo. Un 15 de julio, Croacia fue finalista del mundial y obtuvo su mejor participación en la historia de la competición.

El XI Ideal de #Rusia2018

La columna vertebral de la campeona Francia indica el Once Ideal de Rusia 2018. Además, se destacan Modric y Hazard, dos de los futbolistas más aclamados en el Mundial. La dirección táctica es de Bob Martínez. ¿La sorpresa? Yuto Nagatomo en el lateral izquierdo.


El XI Ideal:




Hugo Lloris
El portero galo fue el primer cimiento de la sostenible estructura de Deschamps. Paradones claves ante Uruguay y ante Bélgica lo catapultaron a la gran final. Sobriedad, seguridad y templanza. En su edad ideal, demostró que es uno de los porteros más confiables del mundo. Su error en la final, no opaca su gran Copa. 

Benjamin Pavard
Pleno de Deschamps. El joven central, convertido en lateral por el DT de Les Bleus, se destacó por su orden, su clase y su marcaje de élite. Con prestancia y elegancia, también demostró su técnica con un golazo para el recuerdo ante Argentina.

Raphael Varane
Potencia y rectitud vestida de etiqueta. La desenvoltura en el área de Varane sorprende. Es un zaguero de época que ya marcó un hito con Real Madrid y lo sentenció con su grandísimo Mundial. Ganador en las dos áreas. Confiabilidad, seguridad, distinción y temperamento.

Dejan Lovren
2018 ha sido su año. Con Liverpool y con Croacia se transformó en un extraordinario patrón defensivo. Lideró desde el fondo al equipo de Dalic ofreciendo garantías para la extensión futbolística desde la medular hacia la ofensiva.

Yuto Nagatomo
Dentro de un marco irregular en la zona (debido al predominio de la línea de 3 y un flojo mundial de Marcelo), el japonés tuvo un desempeño parejo en los cuatro encuentros de Japón en Rusia. Determinante en la banda en tándem con Inui (lo potenció). Fue agresivo en ataque y sobrio en la marca en un onceno que causó gratas impresiones.

N’Golo Kanté
Kanté es la definición de la omnipresencia del todocampista. El volante se extiende, se amplía, se aumenta y se agranda. En Rusia tuvo un campeonato magistral, que se vio trastocado únicamente en la gran final. N'Golo fue la rueda de auxilio de Francia, el bombero maratónico que apagó incendios y salvó a los gatitos en los riscos.

Luka Modric
El péndulo croata ganó el Balón de Oro de la Copa. Temporada brillante, Mundial supremo. Potencial candidato, también, al premio dorado de fin de año para quebrar la hegemonía Messi-Ronaldo. En esta Croacia que enamoró, Modric fue el San Valentín.

Kylian Mbappé
Posiblemente el jugador más desequilibrante y determinante del Mundial. Kylian Mbappé dejó de ser el Joven Maravilla para graduarse en La Maravilla. Su velocidad shockeó al planeta futbolero, su habilidad retumbó en los rincones del globo y su repertorio de movimientos, disparos, regates y decisiones, completaron el combo que lo catapultó a la cima.

Kevin De Bryune
Bélgica se movió en torno a su figura. El verdadero croupier de la impecable Selección de Bob Martínez fue Kevin. Repartió las cartas para el lucimiento total de Hazard y Lukaku, gestionó las directrices tácticas del entrenador en el campo de juego (siendo interior, enganche, extremo derecho y falso 9) y sacó a relucir todas sus características: pegada, panorama, precisión, ubicación y distinción. Crackísimo.

Eden Hazard
Fue el Messi que se deseaba ver en el Mundial. Por momentos, el balón parecía incorporado a sus botines. Magia y conducción. Agresividad y pausa. Tenencia para enloquecer los ritmos de cualquier rival y stilletazos para agrietar las defensas de cualquier rival. Calidad expuesta al servicio del equipo y del espectáculo.

Antoine Griezmann 
Kane y Lukaku fueron los artilleros de la Copa, pero Antoine es el elegido para liderar la zona ofensiva en el equipo ideal. El 7 de espadas desempuñó su mejor versión en Rusia para comandar a su nación al último escalón. Griezmann fue todo, literalmente, en Francia. Pueden buscar en el diccionario la definición de todo y lo comprenderán.

DT: Roberto Martínez
El español se graduó de entrenador de élite. Metódico, puntilloso, eficiente y eficaz, este camaleón táctico libró unas batallas ajedrecistas ante Japón, Brasil y Francia que quedarán grabadas por muchos años en la retina del espectador. Su Bélgica fue el mejor cuadro del Mundial

domingo, 15 de julio de 2018

La brújula Griezmann


El mejor jugador del campeón del Mundial de Rusia fue Antoine Griezmann. El crack que mezcló su talento natural con el liderazgo temperamental para comandar a Francia al título. 

Antoine Griezmann

Guía. Norte. Horizonte. El punto de mira de todo el equipo francés fue Antoine Griezmann para tomar el rumbo, para acelerar o descansar con el balón. Para combatir, para mostrar los dientes o para tranquilizar los ritmos. Con Didier Deschamps, el papel protagónico del 7 se aisló un poco del área rival (donde más lastima) para gravitar en el compás directo. Griezmann se convirtió en un enganche de buenas a primeras, entendiendo la importancia de su extensísimo abanico de cualidades y su vistoso repertorio de movimientos, toques y direcciones. Griezmann se graduó como el futbolista más inteligente del mundo. Fue el pensamiento del DT en la cancha, el verdadero estratega dentro del campo.

Antoine fue el más regular de Francia. El termómetro marcó un nivel óptimo en los siete partidos y por momentos dio a pensar que se encontraba en todos los sectores. Esa omnipresencia de la libertad que le dio Deschamps lo convirtió en el alma de esta Francia campeona del mundo. El genio que dotó de carácter y coraje su talento natural. Ese talento dispuesto, también, al compromiso, al liderazgo real. Dentro de una Francia joven pero a su vez experimentada, Griezmann se erigió como el experto.

Deschamps, el padre de la criatura


El entrenador de Francia trepó a la cima del fútbol mundial. Su proceso, su selección para la Selección, las llaves tácticas y el manejo paternal del grupo, grandes caracaterísticas en su gestión hasta la Copa. 



Didier Deschamps ingresó, silenciosamente, el Olimpo del fútbol: el galo se enmarcó junto a Franz Beckenbauer y Mario Zagallo como los únicos hombres que han sido campeones del mundo como jugadores y entrenadores y estará eternamente en las páginas doradas de la historia de este deporte. A sus 49 años, tocó el cielo con las manos. Gestó, ideó y condujo una jovial camada de talentos franceses a su cúspide deportiva tal como hizo Aime Jacquet con su generación en 1998. Ese espejo triunfal, que debió conocer el reflejo del sufrimiento y la frustración en el Mundial de Brasil y en la Euro donde fue anfitrión en 2016.

Francia llegó a Rusia con algunas dudas sobre su gestión, que se agigantaron cuando Zinedine Zidane dimitió en Real Madrid. Se llegó a pensar en la Era Post Deschamps cuando faltaba la competencia máxima por explorar, exprimir y degustar de la misma. El estratega se refugió en el silencio, la autocrítica caminando en el filo de sus (dificultosas) decisiones de selección.

Deschamps entregó plenos de su dirección en su dibujo nominal y módulo táctico ideal. Uno de ellos es Benjamin Pavard. El joven defensor de Stuttgart fue el gran diamante oculto del DT, como entregarle la total confianza a Lucas Hernández (dejó en el banco a Mendy y descartó a Digne y Kurzawa). A su vez, consolidó un trivote de despliegue y músculo que terminó siendo el factor decisivo y distintivo en una medular potente y rocosa (Adrien Rabiot quedó al margen de los 23 y fue una decisión discutida) que no perdió sus detalles de finura. Kanté (jugó de Deschamps) como abarcador de un todo, generó los zancos estelares de Pogba y el recorte hacia la izquierda de Matuidi. Luego, en su otro tridente, el más letal, decidió que Griezmann sea el bastión espiritual-futbolístico-táctico. El 7 se retrasó para oficiar de enganche y armar el rombo en el mediocampo sin omitir su nexo ofensivo con el flanco Kylian Mbappé y el 9 más voluntarioso de este milenio en los Mundiales: Olivier Giroud (quizás Lacazette no hubiera sobrevivido al esquema).

Simple, sólido y contundente. Línea por línea superó a todos. El conjunto se amalgamó a la individualidad y viceversa. El trabajo común en servicio del objetivo se denotó en cada salida de Francia a los campos rusos; y eso es mérito de Didier como manejador recto de grupo, como tacticista equilibrista y como comandante de un estilo definido y seguro.

Didier Deschamps fue el padre de una criatura que comenzó a formar en 2012 y que se vio devastada en Saint Denis (con una línea defensiva veterana) ante Portugal. Reinventarse con el molde primario y la fortaleza del sistema; y el propósito de la idea prevaleciendo ante los nombres, fue la mezcla ideal para la coronación en Moscú. Atrás de ello, hubo un padre.

Francia se coronó campeón del mundo

En el estadio Luzhniki de Moscú, Francia despachó 4 a 2 a Croacia y ganó su segundo título del mundo veinte años después de su primera conquista. En una noche donde brillaron Griezmann, Pogba y Mbappé, el cuadro de Didier Deschamps desdibujó a la Croacia de Modric y Rakitic y alcanzó la gloria.



Didier Deschamps afrontó su séptima y última batalla táctica ante un conjunto de élite con un trajín importante luego de tres prórrogas consecutivas. Por ello, se paró en el campo como lo hacen los boxeadores campeones que defienden su cinturón. En su postura, Francia era campeón antes del pitazo inicial, restaba confirmarlo y consagrarlo. Así fue que en los primeros minutos esperó los movimientos de Croacia, un contendiente aguerrido, batallador, laborioso y también metódico. Luego del embate inicial del rival, la pelota parada francesa volvió a realizar su magia: Griezmann se inventó una falta, la cobró y en su afán de despejar, Mario Mandzukic ('18) la peinó a la red de Subasic. Croacia, sintió el primer impacto, pero logró sobreponerse. A los 28 minutos, otra vez la divinidad de los balones detenidos. Esta vez fueron los balcánicos quienes sacaron el jugo. Luego de tres cabezazos en el área, Ivan Perisic eludió a Kanté para sacar un remate furioso que batió a Hugo Lloris. Había partido.

En el tramo final del primer acto, Kanté, de brillante mundial, se vio deslucido por el trivote croata que aplacó la sintonía fluida de su par francés. Sin embargo, en esa victoria táctica de Dalic, un pecado se hizo presente: una mano de Perisic en el área a la salida de un tiro de esquina. Griezmann cambió el disparo y Croacia sufrió otro cachetazo en el mentón del cual no supo reponerse.

En el round definitivo, Francia demolió a los de Dalic con dos mazazos contundentes. En cada intento de levantarse de la lona, Croacia padeció la agresividad controlada de los 'Blues' y sucumbió con una quijada deglutida. Paul Pogba pensó, creó, ejecutó y definió una jugada craneada en sus sueños y condujo el 3-1 que sentenció la confrontación. Luego, Mbappé volvió a dejar sentado a Subasic y la goleada amaneció muy temprano. De no ser por el error infantil de Hugo Lloris, que al intentar esquivar a Mandzukic regaló el descuento croata, la tranquilidad y la suficiencia pudo ser aun más amplia.

Con el orgullo herido, Croacia combatió. Ante su impotencia, la adversidad, el cansancio de las piernas y de la mente, lo intentó pero no encontró épicas visibles en sus caminos. Varane, Umtiti, Lucas, N'Zonzi (reemplazó a un amonestado Kanté en el 2-1), Matuidi y Pogba, pusieron obstáculos en cada intención. Griezmann, con el ritmo necesario, lideró y condujo estratégicamente al equipo dentro de la cancha. Ya con el reloj marcando 95, el discutido juez argentino Néstor Pitana señaló el punto blanco y el frenesí comenzó con el segundo "c'est fini" más importante en la cronología del deporte francés.

sábado, 14 de julio de 2018

Bélgica batió a Inglaterra y se quedó con el tercer puesto

El conjunto de Roberto Martínez finalizó su gran Mundial y subió al podio en Rusia. Thomas Meunier y Eden Hazard golpearon a una Inglaterra que no supo administrar su posesión. Bélgica dejó una gratísima sensación y muchos lo consideran el mejor equipo de la Copa.



El resumen del partido:


jueves, 12 de julio de 2018

Inglaterra sucumbió frente al tesón y el coraje de Croacia

En Moscú, la Croacia de Zlatko Dalic superó un nuevo trajín ante Inglaterra para llegar a la gran final de Rusia 2018. Los balcáncos superaron, en su tercera prórroga consecutiva al cuadro británico por 2  a 1. Kieran Trippier aventajó a los de Southgate, pero en el complemento Ivan Perisic fue la bandera de la valentía croata. Luego, en tiempo extra, Mario Mandzukic desató el delirio. Modric brindó una exhibición de fùtbol e Inglaterra cayó en la telaraña de la inexperiencia. 



El resumen del partido: 




martes, 10 de julio de 2018

Francia fue contundente, aplacó el fulgor belga y es finalista

En uno de los partidos más vibrantes del Mundial, el equipo de Didier Deschamps venció 1 a 0 Bélgica y alcanzó la gran final. El único gol del encuentro lo anotó Samuel Umtiti por la vía aérea. Los Diablos Rojos tuvieron un rendimiento muy lucido, pero la guerra táctica la obtuvo Francia. Roberto Martínez se graduó de entrenador de élite, mientras que Paul Pogba, N'Golo Kanté, Raphael Varane y Hugo Lloris brillaron.



El resumen del partido: 



domingo, 8 de julio de 2018

Croacia superó otro duelo maratónico y finalizó la ilusión del anfitrión

En Sochi, Croacia y Rusia entregaron un espectáculo dramático que concluyó a favor de los balcánicos en los disparos desde el punto blanco. En los 90, igualaron 1 a 1 con los goles de Cheryshev y Kramaric; en los 120, empataron 2 a 2 y Domagoj Vida y Mario Fernandes fueron héroes momentáneos. Ya en los penales, Subasic volvió a enaltecerse (tapó el primer penal a Smolov) y el mismo Fernandes, falló su intento. Rakitic, al igual que contra Dinamarca, marcó el quinto para desatar la euforia.



El resumen del partido:


sábado, 7 de julio de 2018

La practicidad de Inglaterra se impuso ante la sorprendente Suecia

Con autoridad y suficiencia, Inglaterra derrotó 2 a 0 a Suecia para instalarse con comodidad en las semifinales del Mundial. Harry Maguire abrió el marcador en el minuto 30 gracias a la determinante herramienta del balón aéreo. Luego, en la segunda etapa, Dele Alli derrumbó las ilusiones de los nórdicos, que cumplieron una buena Copa.



El resumen del partido:


viernes, 6 de julio de 2018

Bélgica eliminó a Brasil con juego, show, táctica y resistencia

Roberto Martínez derrotó a Tite en la batalla táctica y Bélgica sacó al gran favorito tras vencerlo por 2 a 1 en Kazan. Un autogol de Fernandinho y un golazo de De Bruyne aventajaron a los europeos, que tuvieron un primer tiempo maravilloso con un Eden Hazard imperial. En el complemento Brasil arremetió y a pesar del descuento de Renato Augusto, chocó constantemente ante una muralla llamada Thibaut Cortouis.



El resumen del partido:


Francia derrumbó el sueño uruguayo y es el primer semifinalista

En Nizhni Novgorod, Francia venció 2 a 0 a Uruguay y clasificó a las semifinales del Mundial de Rusia. Raphael Varane y Antoine Griezmann convirtieron los tantos del equipo europeo, que se fue superior, suficiente y contundente ante la Celeste. 



45 minutos de paridad y rectitud táctica que ofrecieron pocas emociones en dos cuadros que se manejan mejor sin la iniciativa de la posesión. El plan de Tabárez se mostró igual sin Cavani: el rombo en la medular con aperturas para el despliegue en ataque y el broquel férreo para la defensa; mientras que el bosquejo de Deschamps fue perpetuado en el carril central por su caída constante en el embudo del rival. Por ello, Francia debió tejer pacientemente su control, meciendo el balón de banda a banda, pero mayormente recostó su juego hacia la derecha en la búsqueda de Mbappé. Paul Pogba se fijó como conector y tuvo en Griezmann un socio para la descarga y el pivoteo.

Cuando parecía que la primera partida ajedrecista se cerraba, Griezmann y Varane se inventaron un gol. El 7 amagó en su cobro detenido lateral y movió la línea uruguaya para el escape del defensa ante Matías Vecino que recaló en un anticipo notable ante el jugador libre (Stuani) dispuesto al despeje. La lectura, la interpretación, el movimiento y la ejecución fue el fino detalle que llevó a Francia con ventaja al descanso. Uruguay, por la misma vía, también la tuvo: Cáceres ganó y con un frentazo exigió una salvada monumental de Hugo Lloris.

En la segunda etapa, Uruguay salió con una disposición más determinante en ataque. Sin embargo, esa ambición tuvo poca forma para lastimar a Francia y rápidamente Tabárez movió el esquema: partió con un 4-4-2 más definido desde el estiramiento (ya sin el rombo con Cebolla y Maxi Gómez por Bentancur y Stuani), pero el nuevo dibujo se vio tachado rápidamente por un error grave de Fernando Muslera. A los 61, Griezmann remató de media distancia y el golero uruguayo no logró contener. Fue el inicio del fin.

Los ánimos de la Celeste se disminuyeron rotundamente y la impotencia provocó equivocaciones en el camino a la lejana épica. Francia explotó en la desgracia del rival sus mejores virtudes: Pogba se adueñó de los circuitos y los ritmos, Griezmann fue un fantasma visible entre juego y liderazgo, Kanté se erigió con su omnipresencia continua y el festival del toque imperó. De la ilusión al devaste, en 90 minutos para Uruguay. Les Blues, en la curva ascendente en el momento óptimo.

martes, 3 de julio de 2018

Inglaterra ganó su clasificación en los penales ante una combativa Colombia

Inglaterra obtuvo el último tiquete a cuartos de final al superar en los penales a Colombia en una vibrante noche en Moscú. En los 90 y 120 regulares, igualaron 1 a 1 y en la sentencia desde el punto blanco los británicos se impusieron por 4 a 3. También desde el punto blanco Kane abrió el marcador y en la agonía de la segunda mitad, Yerry Mina puso a soñar a los 'tricolores'. Sin embargo, el travesaño y Jordan Pickford se erigieron ante Mateus Uribe y Carlos Bacca para la clasificación del cuadro de Southgate. Hubo gran polémica con el arbitraje de Mark Geiger. 



El resumen del partido:


Suecia se impuso a Suiza por la mínima para estar entre los ocho mejores

En un partido parejo, reñido y sin mayores emociones, Suecia venció 1 a 0 a Suiza en San Petesburgo con gol de Emil Forsberg (en sociedad con Manuel Akanji) y se entrometió en los cuartos de final de Rusia 2018. El equipo de Janne Andersson cumplió un trabajo táctico impecable y los suizos cayeron en su telaraña. 



El resumen del partido:


lunes, 2 de julio de 2018

En un encuentro memorable, Bélgica remontó y venció 3 a 2 a Japón

En Rostov se vivió uno de los mejores partidos del Mundial. Japón, quien pasó de ronda por la vía del Fair Play complicó más de la cuenta a la candidata Bélgica y lo tuvo contra las cuerdas. En un segundo tiempo espectacular, Haraguchi e Inui aventajaron por dos tantos al cuadro de Nishino. Sin embargo, Roberto Martínez firmó uno de sus grandes encuentros como entrenador y con sus cambios le dio vuelta al resultado: por la vía aérea Vertonghen descontó  Fellaini lo emparejó; y en la última jugada del encuentro, un contragolpe letal de los Diablos Rojos culminó en el grito desaforado de Nacer Chadli.




El resumen del partido:

Brasil dio un golpe de autoridad y sacó a México de la Copa

El Scracht sacó la casta en Samara y eliminó al atractivo México de Osorio del Mundial. Con goles de Neymar y Roberto Firmino, el cuadro de Tite se mostró con el traje de candidato puesto y no dejó dudas. William fue la figura del encuentro y la ruta hacia al título tomo vigor.



El resumen del partido:


domingo, 1 de julio de 2018

Croacia rompió su paridad ante Dinamarca en los penales para llegar a cuartos

El equipo de Zlatko Dalic sufrió, resistió y se erigió en los disparos desde el punto blanco para derrotar a Dinamarca en Nizhny. Los daneses comenzaron ganando con grito de Jorgensen al minuto de juego, pero rápidamente Mandzukic lo igualó. Luego, la contienda se tornó cerrada y friccionada hasta llegar al tiempo suplementario. Allí, Luka Modric falló un penal, pero en la tanda final, Danijel Subasic se consagró como la figura al tapar tres. Su colega Kasper Schmeichel también tuvo una noche memorable.



El resumen del partido:


Rusia y otro bombazo en la Copa: eliminó a España por penales

En la primera tanda de penales de Rusia 2018, España sucumbió ante la anfitriona. El conjunto de Fernando Hierro y el de Stanislav Cherchesov igualaron 1 a 1 en los 90 y en los 120 minutos del juego y definieron su boleto a cuartos en los penales: allí Igor Akinfeev se puso la capa de héroe y desató el delirio del país organizador.



El resumen del partido: