Pienso
más en arruinar tus planes que transformar mi revolución. Creo que es más fácil
conseguir el mérito, enceguecedor y entorpecedor, estropeando la brillantez del
otro, que bosquejando alternativas leales para esculpir un nuevo horizonte. Te
anulo, te invalido, te cancelo, te inutilizo, te minimizo. Hago todo para que
no hagas nada. Disimulo que el fin justifica los medios, cuando el medio es el
que embarra la cancha más que cualquier chaparrón y ensancha el discurso más
chabacano de los tiempos: transformar el dolo en picaresca.
Mi
pequeñez me asusta más que tu gigantez y ese es mi refugio. David ante Goliat
es un mito, una historia que no pienso plagiar. Es que no conocen mi realidad,
no conocen mi presupuesto, no conocen mis necesidades. Prefiero caer en el pozo
de la miseria y ser sincero con respecto a mis posibilidades. ¿Para qué intentar?. Tengo que despedazar el propósito
rival y así lucrar. No importa el cómo. Eso se esfuma con el tiempo, con otro
juego, con otro gol.
La
marca personal es una estafa. Expresa una voluntad que pronuncia de antemano su
fechoría. Matando al conejo y quemando la galera, el objetivo es arruinar el
espectáculo del mago y quien pierde el espectador. Algunos dirán: "Es la defensa
como ataque en su máxima expresión". Quizás lo sea, pero definitivamente desde el
sentido más deleznable.
Dejen
jugar al 10.
La marca personal
Reviewed by laprimeragambeta
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10:21
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