River o cómo cambiar el paladar


River modificó su impronta para lograr su década más gloriosa. Del paladar fino al paladar triunfalista. El resultado satisface más que el estilo y es una mutación más que aplaudible. 

Foto: River Plate - Twitter Oficial

Después del Superclásico, algunos se rieron cuando Juan Román Riquelme dijo que River jugaba a la contra. El último 10 que erra ningún pase, tenía razón. El equipo de Gallardo eliminó a Independiente de la Copa Libertadores siendo dinamita pura en las transiciones. Lo venció 3 a 0 con tres goles de contraataque. Creo que River es el equipo más “mundialista” de América. Gallardo fue quien más conceptos recogió de Rusia 2018. Sacó lo mejor de Didier Deschamps, de Bob Martínez (poniendo a Pratto a tapar laterales como lo hizo Lukaku ante Brasil), de Gareth Southgate en la presión y estos detalles tácticos los inyectó a su equipo en el momento indicado donde se pedía una renovación en la plantilla. Gallardo renovó la idea, no los nombres y se convirtió en un entrenador amo y señor del contragolpe.

La identidad de River cambió completamente con Gallardo. ¿Qué tal este River que juega de contra, tiene 2 volantes para raspar, 2 defensores que revolean, un arquero salvador y que gana con beneficios arbitrales? El mejor momento de su historia llegó con los matices que siempre fueron queja. Ese ADN del paladar fino ya ni existe. El triunfo se comió al espectáculo. Que el equipo ha hilvanado una gran racha con algunas goleadas, que convierte goles bonitos y que deja un agradable sabor de boca, es verdad. Más allá de lo bello de los gritos o los resultados que son brutales, el estilo cambió. Y radicalmente. Ahora River se destaca por la presión y por la estructura. Justamente esa presión surge de un River cómodo sin la pelota, que te mata con las transiciones, que muerde con energía, que pega y revolea el cuero si hay que hacerlo. Es directo y contundente.

Los equipos de Gallardo te demuelen, a diferencia de esa esencia histórica de toque, pausa, volumen ofensivo y lujos. El hincha de River siempre fue exquisito. Pero los tiempos cambiaron, River cambió, y eso está bien. River, bah, Gallardo entendió como era eso de jugar "como Boca". Las 3 G, ganar, gustar y golear, encontró su orden inalterable con Marcelo. Ganar es el primer mandato. Gustar, gusta su intensidad/actitud en los primeros minutos. Agota al rival, sofoca y después tira alguna flor para suavizar. Cuando golea, es porque te liquida como un boxeador de expectativa, que va de round a round, no es un martillo ciego con la única meta del knock out. El River de Gallardo, es el equipo más parecido al Boca de Bianchi que haya visto.

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