Shoya Nakajima, Takumi Minamino y Ritsu Doan son las nuevas apuestas ofensivas de Japón. Tres talentos que conjugan la velocidad, la dinámica, el atrevimiento y la inteligencia.
Ritsu Doan festeja su gol ante Uruguay. |
Después de su interesante participación en Rusia 2018, Akira
Nishino dejó de ser seleccionador de Japón y asumió Hajime Moriyasu, un
experimentado entrenador que fue multicampeón con el Sanfrecce Hiroshima.
Conocedor de las bases niponas, tras cinco años gloriosos con el
Sanfrecce, Moriyasu se hizo cargo del equipo Sub 23 en 2017 y con la
salida de Nishino la Federación le otorgó la confianza para comandar al primer
equipo nacional. Lo sorprendente en sus primeros tres partidos, fue el alto voltaje
ofensivo del equipo ante Costa Rica, Panamá y Uruguay, donde marcó 10
goles.
Este nuevo ímpetu atacante se fundamentó en la aparición
total de nuevos elementos como Shoya Nakajima (24), Takumi Minamino (23) y el
sorprendente Ritsu Doan (20), quien estuvo nominado al Golden Boy por el jornal
italiano Tuttosport para escoger al mejor jugador joven del año. Estos tres
jugadores fueron ubicados por Moriyasu en la línea anterior al delantero centro
(variante en ambos juegos: Osako y Yu Kobayashi) y desplegaron un vuelo
ofensivo que promete continuar y entrelazar las sensaciones dejadas en el
Mundial que dejaron Kagawa, Inui, Haraguchi, y Shibasaki, entre otros.
Nakajima y Minamino formaron parte del proceso previo a la Copa, pero
finalmente no fueron convocados. Shoya viene cumpliendo una maravillosa campaña
con Portimonense de Portugal y en este curso sigue confirmando su potencial;
mientras que Minamino mantiene su proyección en uno de los clubes más
destacados en Europa para este aspecto: el Red Bull Salzburg. Finalmente,
Doan asoma como la gran promesa del fútbol japonés y en Groningen de Holanda
buscará dar el salto cualitativo en su crecimiento en el Viejo
Continente.
Esta mixtura entre generaciones de talentos en fase
ofensiva, nutre a los delanteros centrales Osako, Asano, Okazaki,
Muto, jugadores de experiencia y bagaje, y las ilusiones de Japón de cara al
futuro lucen de grata manera. Sin embargo, el recambio en la defensa sigue
siendo un tema para puntualizar. Zaccheroni cumplió un buen trabajo en ese
sentido, e incluso Nishino también marcó una impronta en su corto tiempo en la
Selección, pero más allá de Yoshida, (sin contar a los laterales Nagatomo
y los hermanos Sakai), al fútbol nipón le ha costado consolidar un zaguero
central líder en la élite europea.
Los nuevos elementos ofensivos de Japón
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