A lo
largo de la historia el futbolista africano se fue consolidando en las grandes
ligas del mundo. A su nata potencia física, sumó desfachatez y alegría en el
momento de la práctica. Lentamente África fue pisando firme en los Mundiales de
la FIFA y regaló al globo jugadores de talla mundial. Entre ellos, los más
destacados han sido delanteros: George Weah, Roger Milla, Nwankwo Kanu, Didier
Drogba, Samuel Eto’o y otros tantos.
Cada país
africano ha tenido su gran goleador. No se repasarán las 54 naciones, aunque
nombraremos a varios atacantes que se transformaron en los más representativos
de un color que realmente recién nace para el fútbol. Lo que anunció Argelia en
1982, fue ratificado por Camerún en Italia 90 y enaltecido por Nigeria y
Camerún en los Juegos Olímpicos de Atlanta y Sydney, respectivamente. Luego,
con la globalización, Senegal, Ghana, Costa de Marfil, Túnez y más, demostraron
lo bruto de sus diamantes.
Didier Drogba |
Argelia: ¿Madjer o Mahrez? En tiempos
de modernidad, Riyad Mahrez aparece
como el futbolista sensación de Argelia. Su coronación con Leicester City en la
Premier League lo sitúa, posiblemente, como el jugador más importante en la
historia de su país. Sin embargo, nunca se podrá olvidar lo realizado por Rabah Madjer y Djamel Zidane en los setenta/ochenta. Diez años jugó Madjer en la
liga doméstica antes de llegar al Viejo Continente para ganar la Liga de
Campeones con Porto y llegar a la élite para nunca más bajar de ese pedestal.
Camerún: Samuel Eto’o superó a Roger Milla en todas las estadísticas que se
hayan registrado. Ganó más títulos, convirtió más goles, jugó en los equipos
más poderosos del universo futbolero, pero Milla encabezó la revolución
camerunesa en el deporte. Roger Milla
jugó tres mundiales (con récord a bordo en Estados Unidos), ganó dos Copas de
África y estuvo en los Juegos de Los Ángeles en tiempos donde el africano era
mirado con severa hostilidad. Eto’o es una debilidad de muchos: su carisma, sus
movimientos y su instinto depredador en el área lo catapultan, quizás, por encima
de Milla, que no contó con la TV ni con Youtube a su favor por razones de
época.
Costa
de Marfil: Abiyán
es la cuna de uno de los futbolistas más importantes del Siglo XXI. Didier Drogba vivió las penurias del
continente junto a su familia y recién pudo reunirse con la totalidad de ella a
los 12 años. Drogba es “Tito” por el mariscal yugoslavo, pero en vez de
destruir, el marfileño construyó una carrera en Francia, Inglaterra y Estados
Unidos sin nunca olvidar sus raíces. Aquel adolescente que llegó a Le Mans tras
jugar en el Levallois de Antony (Altos del Sena), difícilmente pudo haber
imaginado que sería el máximo anotador de la historia de su nación y artillero
histórico del famoso Chelsea inglés.
Liberia: George Tawlon Manneh Opong Ousman Weah. El Rey. Enamora todo corazón noventoso, que revivió
atacantes de los 70 y configuró los romperredes de la actualidad. Una figura
imponente, una obra casi única. De su castigada nación saltó a Camerún y de allí
a Francia, donde rompió estándares en Mónaco y París. En Milán se consagró ante
un mundo que ya lo había consagrado. Único africano en ganar un Balón de Oro.
Nigeria: Águilas. Así se concibió esa generación
dorada que causó revolución en Mundiales y Olímpicos en la década de 1990. Voladores,
elásticos y depredadores del área. Regalaron alegría y fantasías puras en
Atlanta, Estados Unidos y Francia. El estandarte máximo de esa camada fue Nwankwo
Kanu. Aunque olvidar a George FInidi, Emanuel Amunike, Daniel Amokachi y a
Rashidi Yekini, sería ingrato. Ese legado lo continuaron pocos: sobresalieron “Oba
Oba” Martins y en menor escala Uche, Yakubu y Odemwingie.
Sudáfrica: De las potencias del continente en todo
aspecto. En cuanto a lo deportivo, el fútbol no ha podido igualar al rugby como
emblema nacional, popular y masivo. Más allá de esta cuestión, un atrevido delantero
de Ciudad del Cabo recaló en Ajax, encontrando los últimos gramos de belleza de
esta laureada y fantástica institución convertida en escuela. Benni McCarthy
también enamoró España y Porto prosiguió con su talento y pasó a la
inmortalidad ganando una Liga de Campeones con los lusos.
Y mucho más: Le faltan años a Pierre
Aubameyang para agigantar su figura, aunque definitivamente ya ganó el mote
de mejor jugador gabonés de todos los tiempos. Excéntrico, pero letal en el
área. Su lado paterno venció al materno y Gabón
ganó a un finísimo jugador.
Asamoah Gyan quedó en los libros de los Mundiales por
haber marrado un penal ante Uruguay en Sudáfrica 2010. A pesar de ello, es uno
de los pocos delanteros ghaneses que no se quedó en insinuación. En el nuevo
milenio, Ghana habitualmente se
destacó en citas juveniles y muchas promesas, por tal o cual razón, se
evaporaron en la nebulosa del mercado futbolero.
Mido, Zidan, ahora
Salah y antes Hossam Hassan
ilustran el vademécum del goleador egipcio. Poco citado, pero con un estirpe
particular que reúne y mezcla la capacidad resolutiva europea con la picardía
sudamericana.
Malí y Togo también tuvieron sus cracks: Frederic Kanouté y Emmanuel Adebayor realizaron grandes campañas a nivel de clubes,
con el aliciente extra que Adebayor llevó a su patria a un Mundial. Senegal también produjo sus talentos y
las características de esas virtudes las acaparó El Hadji Diouf, referente de aquella selección que dejó
boquiabierto al globo en Corea-Japón 2002.
Finalmente, un país que anunció y se estancó fue Túnez. Adel Sellimi no se acentuó en grandes clubes, y Marouane Chamakh, no brilló cuando tuvo su oportunidad.
Finalmente, un país que anunció y se estancó fue Túnez. Adel Sellimi no se acentuó en grandes clubes, y Marouane Chamakh, no brilló cuando tuvo su oportunidad.
*No se
incluyeron en la lista a Just Fontaine (Marruecos) y Eusebio (Mozambique).
El mejor gol de África
Reviewed by laprimeragambeta
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15:02
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