Japón logró su pasaporte a la gran final de la Copa Asiática
tras golear 3 a 0 a Irán, el combinado más fuerte en zona defensiva.
Una gran sorpresa de dio en las semifinales de la Copa
Asiática 2019: la goleada de Japón ante Irán que acabó bruscamente la Era
Queiroz. Los dirigidos por Hajime Moriyasu fueron dominantes durante gran parte
del partido desde la posesión y desde el territorio; pero encontraron las
grietas en el rival por errores propios. Allí, los nipones derrumbaron la casi
inexpugnable muralla iraní, la mayor
fortaleza de Carlos Queiroz.
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Japón jugó así. Intentando romper líneas moviendo al rival.
Poca profundidad en sus extremos/laterales, bien contenidos por Irán. Luego,
Osako y Minamino se encendieron. Endo y Shibasaki encontraron con quien jugar
para lastimar. Su DT, Moriyasu, asumió Post Rusia 2018.
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Irán jugó así.
Esperando el error, esperando el contraataque. ¿Necesitó la pelota para ser
peligroso? No. Las jugadas más importantes del primer tiempo fueron del equipo
de Queiroz con un gran Azmoun. Una identidad de más de 8 años. Tras las fallas,
el equipo se desmoronó.
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En la etapa complementaria, Gaku Shibasaki activó a Osako,
quesalió a rebotar y cedió a Minamino. El jugador del Salzburg cayó y los
defensores de Irán fueron a protestar al juez por su arrojo, pero el nipón
siguió la jugada, mandó el centro y quien aprovechó la increíble desatención
fue Yuya Osako (’56). Luego, el mismo Osako cambió un penal sancionado vía VAR
por gol tras otro desequilibrio brutal de Takumi Minamino, quien fue la gran
figura del partido con un segundo tiempo donde fue dinamita pura. Ya sobre el
final Genki Haraguchi puso el 3 a 0 ante una defensa destartalada como nunca se
había visto. El blindaje de Queiroz tuvo su Waterloo en el momento menos
indicado y la gran favorita al título deberá jugar por el tercer puesto.
Japón, tras el gran Mundial bajo la batuta de Akira Nishino,
Moriyasu se encarga de un recambio generacional que incluye nuevos talentos
incorporados a una base asentada que lideran Maya Yoshida y Yuto Nagatomo desde
el fondo. Endo y Gaku Shibasaki se afirmaron en el doble pivote y en ataque
nuevos elementos como Ritsu Doan, Takumi Minamino, Yunja Ito o el mismo
Nakajima (ausente en la Copa por lesión). Tras Zaccheroni y Halilhodzic, la
apuesta nuevamente es la conducción doméstica y el sueño de la cuarta Copa del
milenio está más cerca que nunca.
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