La gran sensación de #Rusia2018 fue Kylian Mbappé. Un
jugador y una carrera en potencia. Campeón del Mundo a los 19, tiene el futuro
en la palma de su mano.
A campo abierto, con el sentido más libre del libertinaje
flotó Mbappé hacia la gloria suprema. Esa actitud irrespetuosa y desfachatada
lo catapultó, con 19 años, a una cúspide que varios históricos de época no han
logrado subir. En la derecha, en el carril rápido de la autopista, se benefició
de la propicia estructura de Didier Deschamps para lastimar desde los balones
al espacio con la pujanza del crack moderno en las travesuras de los wines de
'vieja escuela'.
Ya lo llaman "El Heredero" de Cristiano y Messi.
Particularmente lo grafico con el identikit de Thierry Henry. Tiene
condiciones, vuelos, definiciones, trancos y regates similares. Se vislumbra
ese espejo de movimientos. Ambos surgieron de Mónaco, ambos fueron campeones
mundiales a temprana edad y ambos fueron los goleadores de Francia en dichos
mundiales. "Para ganar hay que creer, no sólo vale tener calidad, sino
saber que tienes calidad. Es la base, pero sobre todo hay que creer. El que más
cree, acaba ganando" dijo tras levantar la Copa en Rusia. El factor
confianza ha sido determinante. Percibir ese carácter brutal en un adolescente
es sencillamente asombroso. Henry también lo demostró. Messi, por ejemplo, por
decisiones de índoles momentáneas, a sus 19 años tuvo que verse eliminado ante
Alemania en 2006 desde el banquillo. Esto último puede ser un indicativo mayor
o menor, pero en la comparativa fría, Kylian ya tomó una distancia en la
métrica.
Entrando en lo táctico-conceptual, consagrarse como velocista,
un talento nato adherido a su calidad futbolística, tiene base, también en el
sistema. Mbappé estableció un interesante tándem con Benjamin Pavard que
permitió su fuego. Descansar en Pavard, un zaguero convertido en lateral, le
otorgó una disposición total al ataque. A su vez, el trivote
Kanté-Pogba-Matuidi generó la solidez clave para la fogosidad de los
contragolpes. Matuidi fue el componente más silencioso que acompañó el brote de
Kylian: desde el centro hacia la izquierda los movimientos diagonales que se
gestaron desde sus pies despistaron a las defensas sudamericanas (victorias
galas ante Perú y Argentina; también efectuadas por Tolisso contra Uruguay).
Las andanzas mixtas de los laterales, definitivamente más ceñidos a la posición
que a la avanzada, entregaron herramientas para cambios de frente, péndulos
constantes del medio al frente de ataque. A su vez, la omnipresencia de Antoine
Griezmann motivó su rol de letalidad: con el 7 patinando a gusto, el 10
encontró soledades necesarias para el despegue.
Arribando a la tercera década del nuevo milenio, mutamos a
la generación de extrema globalización en cuanto a los mayúsculos talento
fútbolísticos y Mbappé comanda esa transición.
Mbappé libre para el libertinaje
Reviewed by laprimeragambeta
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