La caída de dos imperios


AEK y Young Boys destronaron las tiranías de Olympiacos y Basel en Grecia y Suiza, respectivamente, y dieron dos grandes golpes en la temporada europea.

Young Boys
Foto: Marca - EFE

Siete títulos consecutivos obtuvo Olympiacos en la Superliga griega. Su monopolio absoluto minimizó a sus grandes contrincantes, Panathinaikos y AEK, poniéndolos a pensar únicamente en la Copa doméstica. Allí, también apareció PAOK  para sumar su pieza al trípode eterno de subcampeones ligueros. Pasaron muchos entrenadores desde 2010 en los cuatro equipos mencionados y el resultado de la ecuación era siempre el mismo: los rojiblancos levantando el trofeo y siendo los representantes helénicos en Champions League. Ya en esa competencia, se realizaba la real dimensión con respecto al resto de clubes y certámenes. Sin embargo, cuando logró el heptacampeonato ya cuestionábamos la necesidad de un nuevo proyecto en Olympiacos para romper el molinete de entrenadores generados en un año y medio (7 entrenadores en 16 meses).


Lemonis fue el salvador de Paulo Bento en la temporada pasada, pero Óscar García no pudo ser su salvador en la actual. Compitió ante un sólido AEK de Atenas comandado por Manolo Jiménez. Desde la rigidez defensiva hacia el despliegue atacante programó su equipo el español. Dmytro Chygrynskiy fue el referente en el trazo final de la campaña para levantar el trofeo y junto a otros experimentados como Lazaros Christodoupuolos, Ognjes Vranjes, Panigiotis Kone o el iraní Shojaei, se cargaron la nómina a sus espaldas un bello marzo y abril de conquista. A su vez, el dueto Araujo-Livaja sumó dos decenas de goles. Vale repetir que lo más fuerte de AEK ha sido la solidez: Apenas dos encuentros perdió AEK (ninguno ante Olympiacos y PAOK) y solamente igualó un duelo ante Panathinaikos. He allí la clave: vencer a los rivales directos y acumular unidades frente a los demás. Desde 1994, antes de la creación de la Superliga, AEK no se consagraba. Después, Olympiacos ganó 19 de los siguientes 21 títulos. El gigante ha caído.




En Suiza, Young Boys esperó 32 años para volver a ser campeón. Basel, jerarca de la Superliga en el nuevo milenio, cedió lugar tras ocho períodos de dominación. A comienzo de curso, nos preguntábamos “¿Quién podría destronar a Basel?” y Young Boys fue dictaminado como “real candidato a disputar el trofeo”. En su tercer año en el equipo Adolf Hütter logró el cometido y despedazó las ilusiones de Raphael Wycky (de magnífica actuación en Champions) en su primera incursión como DT del equipo profesional de Basel. A diferencia de AEK, Young Boys, apabulló a sus rivales en la faceta ofensiva con casi 80 goles en el campeonato. Allí relucieron los atacantes Guillaume Hoarau, Miralem Sulejmani y los africanos Roger Assalé y Jean Pierre Nsamé, el autor del gol heroico ante Luzerna.


Steven Von Bergen es el ícono más resaltante de Young Boys. El veterano defensor fue campeón con Zurich previo al señorío de Basel y a sus 34 años volvió a cumplir una nueva gesta. Tras su paso por el fútbol italiano (Palermo), encabezó el proceso del club de Berna y tuvo premio. La gran aparición y coronación ha sido la del mediocentro Djibril Sow, un talento suizo formado en Alemania que se adueñó de la medular y hasta llegó a ingresar en la convocatoria de la selección nacional previa al Mundial. Los nuevos tiempos que se asomaban, ya están aquí.





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