Él

Simplemente un texto más sobre Lionel Messi.




¡Vamos Argentina! 🇦🇷🇦🇷🇦🇷Objetivo cumplido, ¡nos vemos en Rusia 2018! 

Es el mensaje que escribió Lionel Messi en su Facebook oficial tras apuntarse una tripleta majestuosa en Quito ante Ecuador. Donde muchos ven gesta, él ve un objetivo. Donde todos vemos alivio, él ve paz. Lo ganó Dios, titularán los jornales. Gracias D10s se lee en las cuentas de los millonísimos usuarios de las redes sociales. Que no se enojen los religiosos, pero el fútbol endiosa porque sí.. ¿qué le vamos a hacer? Quien ama al fútbol así lo siente, así lo vive y así lo expresa. Es raro, estúpido y romántico pensarlo en estos tiempos de negocios negros y ladrones de frac robándonos el juego de nuestra niñez, pero no podemos dejar de hacerlo. 

Para nosotros ¡es difícil hablar con un ateo futbolero! 

Lo divino y la pelota van de la mano para el mortal y quien la acaricia con belleza se gana un sitio en el altar. Endiosamos un jugador de fútbol porque quizás sentimos a los credos más puros si tributamos culto a quien nos atrapa sin biblias ni hostias. Si eso es delito contra la fe inquisidora, nos declaramos pecadores. Los futboleros que no podemos estar en la cancha, por pataduras, vagos, giles, burros, gordos, flacos, fumadores, troncos, enanos, lungos o chuecos no queremos ventas de cielos ni de infiernos, queremos seguir jugando viendo jugar. Es como una adoración tan insustancial como intocable. ¿Ciegos de altanería? Posiblemente, pero..

¡Es realmente difícil hablar con un ateo futbolero!

Argentina estaba jodida. Que si gana va, que si empata existe la chance del repechaje, que si pierde pero Brasil golea a Chile y Colombia o Perú se ganan por más de tantos goles o si Paraguay no suma y los miles de teoremas y conjeturas dados antes de que el juez pite por primera para darle arranque al cuero y que silbe por última vez para saber si nos amargábamos o festejábamos. Esta vez festejamos. No merecíamos nada, pero festejamos. Siempre alguien enciende una luz para Argentina. El que brilla siempre tiene el 10 en la espalda. El salvador de una situación extrema, el creador de tres goles memorables en una tragicomedia escrita por mil autores. El 10 es el que todo lo puede, el que todo lo hace. Omnipotente, supremo y absoluto en el verde césped. El 10 es de Messi. 

Sí, es Messi, ese que toca el raciocinio y el criterio de los ateos futboleros. 




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