Con 37 años, Tim Cahill le marcó un doblete a
Siria en la repesca asiática y condujo a Australia al repechaje mundialista y
sueña con disputar su cuarto mundial. De yapa, alcanzó los 50 goles en la
Selección.
Cuando
Samoa e Inglaterra se juntaron en Sídney, desde la peculiar mixtura de sus
raíces se erigió un talento único con la característica rudeza oceánica y el
histórico talento británico. Escapando, adolescente, del rugby, conjugó tales
virtudes hacia el fútbol en los Leones de Milwall para catapultarse al Everton
y codearse con las grandes estrellas de la Premier League inglesa. Tim Cahill
quería ser el mejor futbolista australiano de todos los tiempos.
Ya en
la élite, contribuyó para las tres clasificaciones consecutivas de Australia a
los Mundiales siendo referente y capitán de los Socceros. Aún con 37 años, ya
despedido de los más brillantes carteles de Europa, ha pasado por la MLS, por
China, desempeñándose actualmente en el Melbourne City de la A-League, fue el
salvador en la repesca ante Siria. Cuestión de piel, pura mística o genio
interminable, Cahill fue el goleador de jerarquía necesario para afrontar este
tipo de duelos cumbres. En la Clasificación convirtió nueve goles y también fue
figura, pero su infinito brillo resplandeció encegueciendo la legendaria
oportunidad de los sirios para ingresar a su primer mundial.
A
cuatro minutos de los penales, tras el 1-1 en el tiempo regular donde Cahill
rompió el marcador, se elevó e impactó hacia el gol del delirio frentazo letal
demostrando que sus armas más contundentes siguen intactas. Las ilusiones de
Australia también siguen intactas. Ahora, se la jugará en Centroamérica.
Todavía nos queda Cahill
Reviewed by laprimeragambeta
on
10:12
Rating:
No hay comentarios: