Por la fecha 11 de la Serie A 2017/18, Juventus derrotó 2 a 0 a Milán en San Siro ratificando una desproporción general en la comparación de proyectos y procesos.
A pesar de los millones chinos, el plan/estilo/ADN Montella en el Rossonieri no cuaja. Incluso, es sumamente preocupante su irregularidad. Por pura jerarquía Juventus ganó el clásico, desnudando las falencias estructurales de su rival y, de paso, ofreció un repaso magistral sobre la consolidación de sus virtudes. Con un 2 a 0 que tuvo a Gonzalo Higuaín como protagonista principal, la Juve aplanó a Milán. Fue un resultado justo y suficiente para bosquejar los rumbos equívocos de un equipo en reconstrucción hacia un horizonte de identificación ante una escuadra con oficio, madura y convincente.
La medición del ambicioso proyecto milanés tiene que calibrarse ante oponentes como la Vecchia Signora. Teniendo una pálida presentación contra quien se vislumbra como un rival directo, en once jornadas de Serie A, el elenco de Montella naufraga en la mitad de la tabla. De esta manera, se torna imposible pensar un regreso veloz de la institución a la élite doméstica y continental. A nivel individual los fichajes entusiasmaron (Leo Bonucci, Biglia, Ricardo Rodríguez, Kalinic, Calhanoglu), pero ya en el campo el entrenador no logró plasmar su impronta y las piezas se desordenaron en el desorden de sus ideas.
Juventus es la contracara. Post Conte, Allegri afinó la plantilla a su modo. Ésta es la verdadera versión con huella Allegri en Turín. Quien personifica el pensamiento es Mario Mandzukic. Conmueve el accionar del croata siendo aislado del hábitat natural para su metro noventa. Tirado a la raya izquierda, promueve un despliegue total: es salida y equilibrio, repliegue y ataque efectivo. Tal cual se ganan los partidos en la mente de Allegri. Mandzukic cedió sus goles a Higuaín (con su doblete llegó a 101 en Serie A) y a Dybala y mutó sus condiciones a una idiosincrasia pedida. Similar es el caso de Pjanic.
Los dos gigantes de Italia conviven con presentes (y pasados) diferentes. El alzamiento de uno pareciera que ha provocado el estancamiento del otro. Los rivales del todo siempre se miran, siempre se copian. Esta vez, Milán debería copiar varios aspectos de la fisionomía general a nivel organización deportiva de la Juve.
Pipa llegó a 101 goles en Liga Italiana |
A pesar de los millones chinos, el plan/estilo/ADN Montella en el Rossonieri no cuaja. Incluso, es sumamente preocupante su irregularidad. Por pura jerarquía Juventus ganó el clásico, desnudando las falencias estructurales de su rival y, de paso, ofreció un repaso magistral sobre la consolidación de sus virtudes. Con un 2 a 0 que tuvo a Gonzalo Higuaín como protagonista principal, la Juve aplanó a Milán. Fue un resultado justo y suficiente para bosquejar los rumbos equívocos de un equipo en reconstrucción hacia un horizonte de identificación ante una escuadra con oficio, madura y convincente.
La medición del ambicioso proyecto milanés tiene que calibrarse ante oponentes como la Vecchia Signora. Teniendo una pálida presentación contra quien se vislumbra como un rival directo, en once jornadas de Serie A, el elenco de Montella naufraga en la mitad de la tabla. De esta manera, se torna imposible pensar un regreso veloz de la institución a la élite doméstica y continental. A nivel individual los fichajes entusiasmaron (Leo Bonucci, Biglia, Ricardo Rodríguez, Kalinic, Calhanoglu), pero ya en el campo el entrenador no logró plasmar su impronta y las piezas se desordenaron en el desorden de sus ideas.
Juventus es la contracara. Post Conte, Allegri afinó la plantilla a su modo. Ésta es la verdadera versión con huella Allegri en Turín. Quien personifica el pensamiento es Mario Mandzukic. Conmueve el accionar del croata siendo aislado del hábitat natural para su metro noventa. Tirado a la raya izquierda, promueve un despliegue total: es salida y equilibrio, repliegue y ataque efectivo. Tal cual se ganan los partidos en la mente de Allegri. Mandzukic cedió sus goles a Higuaín (con su doblete llegó a 101 en Serie A) y a Dybala y mutó sus condiciones a una idiosincrasia pedida. Similar es el caso de Pjanic.
Los dos gigantes de Italia conviven con presentes (y pasados) diferentes. El alzamiento de uno pareciera que ha provocado el estancamiento del otro. Los rivales del todo siempre se miran, siempre se copian. Esta vez, Milán debería copiar varios aspectos de la fisionomía general a nivel organización deportiva de la Juve.
Milán no está a la altura de Juventus
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