Los Tuzos superaron a Tigres y coronaron
campeones de la Concachampions por quinta vez en su historia. Es el primer equipo
que aseguró su boleto al Mundial de Clubes y la institución hidalguense vuelve
a la cúspide a nivel continental gracias a la conducción del entrenador uruguayo.
Pachuca, vencedor de la Liga de Campeones 2017. Foto: AS México |
Alonso
llegó a México luego de campañas irregulares en Peñarol y Olimpia de Paraguay y
fue visto con algo de recelo por la parcialidad de Pachuca. Sin embargo, por su
temperamento y su innovada perspectiva táctica y estratégica, logró adaptarse
de lleno en el fútbol mexicano y explotó sus recursos al tope. Es que el
charrúa le dio un vuelco a su pensamiento, inventó su biotipo de estratega sobre
la marcha y sus pergaminos anteriores quedaron rezagados ante tal metamorfosis.
Luego
de eliminar en una serie memorable a América, una caída dolorosa en las semifinales
del Clausura 2015 (fue eliminado por Querétaro por haber quedado debajo en la
tabla general), Pachuca sufrió un cachetazo en el Apertura siguiente y allí Diego Alonso debió
reinventarse. El uruguayo dispuso una nueva mecánica en su esquema y sacó el
máximo provecho de sus jugadores. La vigencia del “Conejo” Pérez, emulando a Miguel Calero, fue uno de los cimientos
primordiales para la fabricación de la gloria. La jerarquía de Omar González y la seriedad de Óscar Murillo oficiaron de soporte para
un trabajo fantástico en el círculo central de Erick Gutiérrez y Jorge Hernández y arriba, Franco Jara e Hirving Lozano fueron contundentes. Ante estas premisas, el equipo recogió
el fruto de una nueva impronta: el campeonato en el Clausura 2016 imponiéndose
ante un Monterrey que resultaba imbatible.
En esta
temporada la Liga de Campeones se fijó como el horizonte más deseado y el equipo
recobró esa mística copera cultivada con Severo
Meza. Pachuca logró el título de forma invicta, marcó 29 tantos en diez
partidos y tuvo a los dos máximos artilleros del evento para conseguir el
quinto título CONCACAF en sus
vitrinas. La final fue emocionalmente pareja, futbolísticamente cerrada y físicamente dividida teniendo un último lapso para el infarto, ante un dignísimo rival como Tigres y un respetado entrenador como Ferretti.
Aunque
además de los títulos, que llegaron por la confianza en el proceso, la real explosión
de talentos como Erick, “Chucky” y Víctor Guzmán y la recuperación en el
nivel de Jara, Stefan Medina y Jonathan Urretaviscaya forman parte de la huella
impregnada por Alonso, donde se evidencia el regreso de esa espiritualidad
ganadora que llevó a Pachuca a ser uno de los equipos más importantes de
América en el nuevo milenio. Por ello y muchas más conductas desde lo administrativo,
lo económico y lo deportivo, los Tuzos recuperaron la fortaleza y en Emiratos
Árabes, podrían dar una grata sorpresa.
Diego Alonso le devolvió la mística a Pachuca
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