Venezuela tiene un promisorio futuro y Rafael
Dudamel es representante y encargado de edificar el sueño Mundial. Bajo
sentados lineamientos sensatos, concienzudos y laboriosos, su proyecto destaca
en Sudamérica y si el tiempo no es tirano, entonces será amigo de la acción.
Rafael Dudamel Foto: Getty Images |
Los cimientos sostendrán los rascacielos. De abajo hacia arriba, de atrás hacia adelante. Trabajando, como lo hacen las hormigas. Costará más, pero la satisfacción final será impagable y a esta premisa apuesta de Venezuela. Históricamente la Vinotinto fue la selección humillada en la CONMEBOL siendo la única nación del continente que todavía no ha clasificado a un Mundial FIFA de mayores. Tras la conquista en 2009, donde se logró clasificar por primera vez a un Campeonato Sub 20, parecía que el estancamiento azotaba nuevamente al fútbol venezolano. Además, entre la marea de la crisis política, económica y social que atraviesa el país, el deporte parecía estar atado a esa roca. Y allí, en tiempos de incertidumbre, emergió la figura de Rafael Dudamel.
El legendario
portero de la década de los noventa dibujó un organigrama en su mente y logró
plasmar sus objetivos cuando la Federación Venezolana le encomendó la
conducción del equipo Sub 17 en mayo de 2012. Dudamel, adecuando el legado de
César Farías a su croquis, tuvo menos de un año para recorrer su país con el fin
de encontrar el equipo para disputar el Campeonato Sudamericano de la categoría
del siguiente año. Visitó regiones, comprendió las diferentes idiosincrasias
dentro de la propia idiosincrasia, juntó coraje, realizó microciclos, esbozó su
idea al material humano, presentó su proyecto al cuerpo directivo y renovó la
conciencia del futbolista encabezando el liderazgo de su planificación. El
único componente restante era la ejecución y recoger la siembra; y Venezuela en
abril de 2013, logró la clasificación a una nueva cita orbital de la FIFA.
Sin
embargo, ese certamen fue la primera muestra. La segunda se dio este año en
Ecuador en el Sudamericano Sub 20. Con la misma columna vertebral en el
pensamiento futbolístico e institucional, Rafael Dudamel también obtuvo la clasificación
al Mundial. El entrenador, que se desempeña en las divisiones menores desde
2015 (tras un breve paso por el ACD Lara), también fue propuesto para asumir en
el seleccionado Mayor y así cumplir la doble función. De esta manera, mientras
se renueva la generación de futbolistas y gobierna las directrices del
porvenir, Dudamel siendo conocedor de lo que viene, arma su combinado para
mostrarse y medirse en la alta competencia. El venezolano se adelantó al hecho
y, en un acto casi imposible, coordinó el tiempo para utilizarlo a favor de su
proyección.
Wuilker Fariñez, con apenas 19 años, se adueñó de la valla
que tanto defendió Rafael; y sus sustitutos, Joel Graterol y José Contreras,
estuvieron en el ciclo de juveniles en los Sudamericanos mencionados. Wilker Ángel y Víctor García son los
pilares de la defensa que entró en el Mundial Sub 20 de 2013, al igual que Rómulo Otero, Renzo Zambrano, Darwin Machís
y Josef Martínez, bastiones del ataque Vinotinto. Por su parte, Yeferson Soteldo, Hermes Romero, Yangel
Herrera estuvieron en la nómina que clasificó al evento del corriente año y ya
conocen lo que es una convocatoria en la Mayor. Además, Adalberto Peñaranda y Andrés Ponce aparecen como las grandes
promesas a explotar en el fútbol mundial, sumado a que los referentes Tomás
Rincón y Salomón Rondón llegarían en plenitud y con la veteranía ideal para el
2022.
El
fútbol en Venezuela es cosa seria y claramente se vislumbra que La Vinotinto no
sufrirá más ese bullying deportivo de otros tiempos. Justamente en la era en la
cual se exigen largos plazos, Dudamel sacó una pequeña ventaja a sus rivales
regionales y la huella ya se ve.
El efecto Dudamel
Reviewed by laprimeragambeta
on
17:09
Rating:
No hay comentarios: