¿Cómo
olvidar a Mohamed Kallon, aquel exótico delantero de Inter y Mónaco, de
dilatada trayectoria en Europa? El africano ha escrito una fabulesca historia
trazada por excentricidades, nomadismo y un doping. Además, es fundó un club en
su país.
Mohamed Kallon ante Paolo Maldini |
En
tiempos de guerra civil en Sierra Leona, Mohamed
Ajay Kallon desembarcó en el fútbol del Líbano cuando tenía 16 años luego
de debutar en su país a tempranísima edad y misteriosamente, recaló en Inter de Milán siendo vendido como una
de los proyectos más atractivo del futuro en el mundo futbolero. En un claroscuro
movimiento empresarial, Kallon no pudo fichar con un equipo sueco y llegó a las
divisiones menores del Neroazzurri firmando
un vínculo a largo plazo. Su estampa se dio en 1995 y recién debutó con Inter
en 2001. En ese lapso fue cedido al polémico Lugano de Suiza y luego se fogueó en otros equipos del Calcio: Bologna, Genoa, Cagliari, Reggina y Vicenza. En estos destinos demostró
cualidades interesantes como el regate en velocidad, potencia y fortaleza
física y también eficaz cuota goleadora.
Al
cumplir 20 años ya había jugado en ocho diferentes equipos, hasta que Héctor
Cúper le otorgó la chance de jugar en el equipo milanés y su pasantía allí
tendría picos altos y bajos, con peculiares situaciones en su desarrollo. Reluciendo el dorsal número 3, Kallon compartió equipo con delanteros de
la talla de Ronaldo, Adriano, Batistuta, Recoba, Ventola, entre otros y le
tocó luchar desde abajo para ganar minutos. A pesar de ello, sumó goles
importantes con Inter, ganó una popularidad notoria en Italia y gigantesca en
Sierra Leona. En 2002, el delantero depositó 30 mil dólares para comprar la
ficha de un equipo en su tierra y lo bautizó Kallon Football Club. Parecía su despegue, pero el crepúsculo en
Inter llegó un año después cuando el atacante
dio positivo de nandrolona en
un control antidopaje y estuvo casi un año inactivo.
En el
verano europeo de 2004, Mónaco se
interesó en sus servicios (pagó 5 millones de euros), aunque por la presencia
de Javier Saviola, Ernesto Chevantón, Shabani Nonda y la emergencia de Emanuel
Adebayor, fue cedido al fútbol saudí para jugar en Al Ittihad. De regreso a Francia, Kallon tampoco pudo asentarse y
fue relegado por el checo Jan Koller y un joven Jeremy Ménez. A partir de allí,
el sierraleonés comenzó a trotar por el globo: estuvo en el AEK de Atenas (compartió plantel con
Rivaldo), en Emiratos Árabes, jugó en su Kallon
FC, llegó a China, transitó por India, volvió a Sierra Leona y en 2013 le
puso fin a su vacilante carrera.
Ya con
36 años jugó nuevamente con el Kallon FC algunos encuentros. Mohamed es
propietario de la institución y sus hermanos Kemokai y Musa también tienen
funciones: el primero es quien preside y el otro se mantiene en los cuerpos
técnicos del equipo de Freetown.
Kallon: Un cuento sierraleonés
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