Los defensores del Mónaco no adquirieron gran cartel en la actual ventana de pases, pero es una pareja que en su complemento se ha consolidado a la perfección.
Cuando Mónaco realizó su fantástica campaña en Ligue 1 y Liga de Campeones la mayor porción de la opinión pública creyó que la plantilla de Leonardo Jardim se desmantelaría completamente. El vigor ofensivo del conjunto monegasco resplandeció en la temporada pasada y los futbolistas de ataque claramente se impusieron en la consideración periodística por sobre los defensores del sudor. No es que el trabajo de Jemerson y Kamil Glik haya sido desprestigiado, sólo fue, digamos, opacado en cierto punto por los destellos natos de talento de Mbappé, Bernardo Silva, Falcao, Lemar y compañía. Un equipo con semejante amplitud ofensiva, donde hay laterales-punteros y mediocentros de "pie sensible" (Moutinho-Fabinho) o todoterreno (Bakayoko), los últimos en destellar resultan ser los zagueros centrales.
Jemerson arribó al Principado en enero de 2015 procedente de Atletico Mineiro. Jugó apenas cuatro encuentros en el segundo semestre de aquel período y tuvo un cansino y apropiado proceso de adaptación. El defensor había tenido una convocatoria previa a su selección y asomaba como uno de los mejores proyectos de Brasil para su cueva. Ya para la temporada 2016/17, Jardim reunió a Jemerson con Kamil Glik, el férreo back polaco de destacada estancia en Torino y mezcló maravillosamente dos idiosincrasias dispares en una misma función. Desde el pitazo inicial del primer partido hasta el alzamiento del título liguero, Glik y Jemerson se enlazaron, se comprendieron y se contribuyeron el uno al otro. Desde la huella de su solidez es que el resto del equipo se animó a las libertades del libertinaje. Quizás no lucen, quizás resulten algo toscos en algunos movimientos, pero la presencia y la altivez que pregonan en el campo, contagia.
Este viernes comenzó la Ligue 1 2017/18. Mónaco venció 3 a 2 a Toulouse y en un partido trabado, confuso e igualado, Jemerson y Glik se hicieron notar.
Glik y Jemerson Foto: France Football |
Jemerson arribó al Principado en enero de 2015 procedente de Atletico Mineiro. Jugó apenas cuatro encuentros en el segundo semestre de aquel período y tuvo un cansino y apropiado proceso de adaptación. El defensor había tenido una convocatoria previa a su selección y asomaba como uno de los mejores proyectos de Brasil para su cueva. Ya para la temporada 2016/17, Jardim reunió a Jemerson con Kamil Glik, el férreo back polaco de destacada estancia en Torino y mezcló maravillosamente dos idiosincrasias dispares en una misma función. Desde el pitazo inicial del primer partido hasta el alzamiento del título liguero, Glik y Jemerson se enlazaron, se comprendieron y se contribuyeron el uno al otro. Desde la huella de su solidez es que el resto del equipo se animó a las libertades del libertinaje. Quizás no lucen, quizás resulten algo toscos en algunos movimientos, pero la presencia y la altivez que pregonan en el campo, contagia.
Este viernes comenzó la Ligue 1 2017/18. Mónaco venció 3 a 2 a Toulouse y en un partido trabado, confuso e igualado, Jemerson y Glik se hicieron notar.
Jemerson y Glik, la dupla que se consolidó
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