Por primera vez en la historia se abrió una temporada de Premier League un viernes. ¡Y qué viernes!. Arsenal derrotó 4 a 3 a Leicester un extraordinario encuentro y así se dio el puntapié inicial de un certamen que promete ser alucinante.
Inglaterra es el certamen más cautivador del mundo. Innumerables factores contornean esa silueta tan perfecta como perfecta llamada Premier League. Cada año las inversiones se superan y las grandes figuras del fútbol mundial desembarcan en Gran Bretaña para consolidarse, medirse, consagrarse o estrellarse. Este viernes 11 de agosto comenzó la temporada 2017/18 con un duelo fantástico: en el Emirates Stadium, el Arsenal de Wenger derrotó 4 a 3 a Leicester en choque fulgurante, cambiante y emotivo en el comienzo y en el final.
En los primeros cinco minutos hubo dos goles: Alexandre Lacazette necesitó menos de 180 segundos para convertir su primer tanto con los Gunners. El delantero francés, codiciado y cotizado por su armadura goleadora en Lyon, demostró con rapidez que encaja como anillo al dedo a la filosofía e idiosincrasia de Arsene Wenger y la institución. Sin embargo, el cachetazo fue devuelto por Shinji Okazaki y la euforia del acierto-error se adueñó de las emociones del juego. Arsenal se mostró descompensado en su líneas e inerte a la hora de atacar y Leicester sumamente compacto y metódico. En el minuto 25, Jamie Vardy aventajó nuevamente a los Foxes y desnudó el disparate táctico del entrenador local. Arsenal continuó con su festival del desacierto y desconexión, pero tuvo premio gordo por un avance en el minuto final de la primera etapa, donde Danny Welbeck convirtió el empate.
En la etapa complementaria, el encuentro se fraccionaría con un nuevo gol de Vardy y los cambios inteligentes de Wenger. El delantero de Leicester nuevamente ratificó que posee un amplio repertorio: aprovechó las fragilidades defensivas del local y, con un extraordinario cabezazo de anticipo, batió a un inseguro Petr Cech. Aquí, la muñeca del legendario estratega Gunner, primó. Cuando no encontraba respuestas con su 3-4-1-2, revolvió los papeles y alteró su brújula hacia el práctico y conocido 4-3-1- 2 con Ramsey en la medular, Özil de enganche y Giroud como acompañante de Lacazette. Aquí ganó el encuentro: Oxlade Chambelain ofició como carrilero derecho, Bellerín pasó al izquierdo e increíblemente dos laterales zurdos (Monreal y Kolasinac) jugaron como centrales. El revuelto nominal-posicional no importó, pero definitivamente el dibujó influyó. Arsenal abrió los extremos (Walcott sustituyó a Welbeck) y generó riesgos en la valla de Kasper Schmeichel. A pesar de ello, los goles de la remontada llegaron por medio de balones detenidos y segundas jugadas desprendidas de ellos, donde Granit Xhaka fue protagonista. El mediocentro suizo habilitó a Ramsey ('83) para el empate y asistió a Olivier Giroud ('85) para el festejo y el delirio agónico.
Bendita Premier.
Desahogo Gunner Foto: Arsenal - Twitter Oficial |
En los primeros cinco minutos hubo dos goles: Alexandre Lacazette necesitó menos de 180 segundos para convertir su primer tanto con los Gunners. El delantero francés, codiciado y cotizado por su armadura goleadora en Lyon, demostró con rapidez que encaja como anillo al dedo a la filosofía e idiosincrasia de Arsene Wenger y la institución. Sin embargo, el cachetazo fue devuelto por Shinji Okazaki y la euforia del acierto-error se adueñó de las emociones del juego. Arsenal se mostró descompensado en su líneas e inerte a la hora de atacar y Leicester sumamente compacto y metódico. En el minuto 25, Jamie Vardy aventajó nuevamente a los Foxes y desnudó el disparate táctico del entrenador local. Arsenal continuó con su festival del desacierto y desconexión, pero tuvo premio gordo por un avance en el minuto final de la primera etapa, donde Danny Welbeck convirtió el empate.
En la etapa complementaria, el encuentro se fraccionaría con un nuevo gol de Vardy y los cambios inteligentes de Wenger. El delantero de Leicester nuevamente ratificó que posee un amplio repertorio: aprovechó las fragilidades defensivas del local y, con un extraordinario cabezazo de anticipo, batió a un inseguro Petr Cech. Aquí, la muñeca del legendario estratega Gunner, primó. Cuando no encontraba respuestas con su 3-4-1-2, revolvió los papeles y alteró su brújula hacia el práctico y conocido 4-3-1- 2 con Ramsey en la medular, Özil de enganche y Giroud como acompañante de Lacazette. Aquí ganó el encuentro: Oxlade Chambelain ofició como carrilero derecho, Bellerín pasó al izquierdo e increíblemente dos laterales zurdos (Monreal y Kolasinac) jugaron como centrales. El revuelto nominal-posicional no importó, pero definitivamente el dibujó influyó. Arsenal abrió los extremos (Walcott sustituyó a Welbeck) y generó riesgos en la valla de Kasper Schmeichel. A pesar de ello, los goles de la remontada llegaron por medio de balones detenidos y segundas jugadas desprendidas de ellos, donde Granit Xhaka fue protagonista. El mediocentro suizo habilitó a Ramsey ('83) para el empate y asistió a Olivier Giroud ('85) para el festejo y el delirio agónico.
Bendita Premier.
Bendita Premier
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