7 años vs. 7 semanas


Atlético de Madrid derrotó 4 a 2 a Real Madrid en Estonia y se alzó con la Supercopa de Europa. En un duelo atrapante desde lo futbolístico y lo táctico, Diego Simeone volvió a consagrarse con los ‘Colchoneros’ y es el entrenador más laureado en la historia de la institución.

Foto: Atleti
En Tallinn, los gallos cantaron tarde. Se quedaron viendo los 120 minutos de alto fútbol que regalaron Atlético y Real Madrid en la capital estonia. El trofeo quedó en manos de los ‘Colchoneros’ luego de vencer a su par coterráneo por 4 a 2 en tiempo extra. En una demostración maravillosa de eficacia y eficiencia para definir en los momentos claves, el equipo de Diego Simeone demostró que su impronta cultivada durante siete años, supuso un golpe directo a las siete semanas de trabajo de Julen Lopetegui al mando de la Casa Blanca. Con su actitud deportivamente criminal, Diego Costa fue el encargado de romper el marcador e igualarlo en los 90. Karim Benzema y Sergio Ramos, de penal, habían dado vuelta el trámite a favor del Real, pero esa tromba anímica llamada Atleti desmoronó los interesantes prismas que pretende el flamante timonel ‘merengue’ para su idea de juego. En la etapa decisiva, Saúl y Koke, dos intérpretes del “Cholismo de base”, le otorgaron un nuevo título a la década más lucrativa de Atlético en su historia.

Mientras Real Madrid aceitaba funciones en el doble pivote que imparten Casemiro y Kroos, el espacio Marcelo/Ramos sufrió a Diego Costa en potencia. El atacante se filtró para sacar un furioso remate que acabó con la esperanza posicional de Keylor Navas. Sin embargo, un movimiento específico despistó a Real Madrid: la salida de Thomas Lemar del callejón derecho para flotar en el frente de ataque con recortes y conducción de la izquierda al centro. A diferencia de suponer un alivio para Marcelo, supondría un problema. Antes de la primera media hora, Benzema (activo, colectivo y definidor), conectó un grato centro de Carvajal y en las espaldas de Savic puso la igualdad. El dominio blanco era un hecho. Con el balón, fraguó automatismos a partir del dueto Kroos-Isco, que tuvieron mejor cuerpo en el segundo tiempo ya con el ingreso de Modric.

En el complemento, Lopetegui ajustó módulo y piezas para proseguir el monopolio desde la medular mientras encontraba profundidad con el empuje de los laterales. Emprendió un 4-1-4-1 con Kroos y Modric como ejes creativos situando a Isco por la izquierda para romper la rigidez que otorgaron Koke y Juanfran. El propio Juanfran estiró su brazo en el minuto 63 tras un balón aéreo. El polaco Marciniak no dudó: cobró el penal y Sergio Ramos lo cambió por gol. El Madrid obtenía caja, pero un hecho desdibujó el camino al logro: la lesión de Casemiro. A partir de allí, con el ingreso de Dani Ceballos, el plan de Lopetegui perdió consistencia. Lemar hizo lo que quiso a espaldas de Kross, provocando, además, desajustes en Carvajal en su zona. Saúl y Lucas contribuyeron como sostén de Lemar para sus despuntes. Además, Cholo sumó a Vitolo para ese cuarteto que comenzaría a desestabilizar a los ‘merengues’.

Sobre los 79, en la mirada real, Marcelo priorizó mantener el balón en campo a ceder un lateral y eso es un (buen) toque que Lopetegui infunda. La conservación del balón es mandato. Seguramente en el transitar de la Liga y la Champions la filosofía tomará cuerpo, pero ante el Atlético de Simeone esos detalles se pagan caro. Desde ese lateral veloz, Diego Costa volvió a pisar fuerte y liquidó una sagaz jugada de Correa (reemplazo de Griezmann instalado en la derecha por Lemar). La paridad retomó el monopolio de Real Madrid, pero más desgastado ya sin Casemiro e Isco y con Dani Ceballos y Lucas Vázquez en campo. El detalle de los primeros 90, fue el ingreso de Thomas Partey por Lemar para internarse como mediapunta. Allí Simeone le puso músculo al fino Toni Kroos y ganó una pequeña batalla táctica que sería decisiva.

La prórroga fue un festival de Atlético Madrid. En la misión de la salida limpia (otro buen toque de Lopetegui), Partey leyó el compromiso que Ramos le tiró encima a un inseguro Varane y construyó el golazo de Saúl. Tan solo seis minutos después vino el KOT. Koke definió una conexión Costa-Vitolo y fue el fin de los 18 años y 13 finales internacionales ganadas por el Real.

Los 7 años de estructura, de configuración de un carácter y de apropiación de una identidad apabullaron en el momento preciso, la mutación de un equipo multiganador a una nueva era. Atlético volvió a pronunciarse en Europa, ante su clásico rival y provoca que el pensamiento de renovación de gestión de Simeone es un hecho firme y promisorio.



Los goles:

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