(Entrevista) Javier Sanguinetti, emblema y futuro

Son escasos los futbolistas que trascienden al propio deporte para convertirse en símbolos de una institución. En Argentina, Javier Sanguinetti es un caso exacto de lo descrito y es una pieza fundamental para entender la cronología del Club Atlético Banfield.  “Archu” es un hijo de la casa, es el capitán histórico, es quien más veces defendió la camiseta y fue el caudillo en los buenos momentos y en los otros. En resumen, Sanguinetti es Banfield y Banfield es Sanguinetti.

Luego de su retiro como jugador se unió a Julio César Falcioni, otro compositor determinante en el club y proveyeron en 2009 la mejor orquesta del Taladro. Esa sinfonía quedará para el recuerdo con el campeonato logrado y a su vez, permitió dar el salto al “más grande de Argentina”. Pero las carreteras se renuevan y el año pasado Sanguinetti tuvo su primera experiencia como líder de grupo: Javier dejó huella en Paraguay y espera proseguir en el sendero de la dirección técnica fijándose dos premisas: calidad y seriedad en los proyectos.

Sanguinetti reconoce que definitivamente los caminos entre él y Banfield volverán a unirse, y en este marco anhela que el fútbol argentino regale más garantías y menos promesas a entrenadores y jugadores. Además, repasa sus vivencias en Sol de América y reafirma su postura en el recuerdo de aquella disputa mediática que se dio en el Mundo Boca tras la renuncia de Juan Román Riquelme luego de la Copa Libertadores.

 

Javier Sanguinetti

A continuación sus frases más destacadas:

En Sol de América lograste marcar tu estilo, ¿Cómo describirías la experiencia en Paraguay?

Fue una experiencia enorme, muy positiva y enriquecedora. Conocimos otras costumbres, otra forma de vida, otra idiosincrasia, otra manera de jugar al fútbol, otro tipo de fútbol. Desde el primer momento planteamos un cambio dentro de lo que es el fútbol paraguayo tradicional. Nos acostumbramos y adecuamos, los jugadores se adecuaron al sistema de juego y la forma de trabajamos que propusimos.  Fuimos punteros y peleamos el campeonato, fuimos protagonistas en Copa Sudamericana, pero sobre todas las cosas dejamos un legado.

En Sol de América pudimos dejar una base donde el club aprovechó y vendió jugadores. Tuvimos al goleador del campeonato, un jugador en el XI ideal de la Copa Sudamericana, la posibilidad de que los Sub 20 tuvieran más partidos. Fue muy bueno el proceso y hoy por hoy nos siguen llamando y agradeciendo. No pensé que sería tan enriquecedor porque había un prejuicio, sobre todo con la infraestructura del fútbol paraguayo.

¿Cómo definís el jugador paraguayo? ¿Cómo definís la Liga?

El jugador paraguayo es noble, con buenas condiciones físicas y futbolísticas. Los equipos grandes sacan ventaja porque tienen la infraestructura y buenas formativas, además de poder conseguir a los mejores jugadores de la liga local.

La Liga paraguaya es competitiva y muy pareja. Los equipos no logran sacar grandes diferencias en los partidos, aunque terminan marcando la diferencia los equipos con categoría en sus planteles a lo largo de las 22 fechas. La liga es apasionante y quien consigue encontrar la regularidad, consigue una ventaja más que apreciable.

Su continuidad como DT en Argentina o en el extranjero

Lo principal es la calidad de la propuesta y la seriedad del proyecto. A mí me gusta trabajar, soy apasionado en lo que hago. Mis experiencias en Chile y Paraguay  han sido buenas en el cumplimiento de las promesas. El fútbol argentino es adrenalina constante, es una de las mejores ligas del mundo a pesar de la desorganización actual. Ojalá que con la asunción de las nuevas autoridades se reorganice todo, para que podamos tener un mejor fútbol, para que los entrenadores puedan planificar y no tener 40 días de parón por inconvenientes económicos. No cierro la puerta de ninguna propuesta ni del plano local ni internacional. Si considero que es seria y productiva, la tomaré.

¿Cómo viviste el desorden administrativo de Banfield que terminó con la salida de dos referentes como Walter y el Tanque? Julio logró reacomodar a Banfield en lo deportivo, pero igualmente el club no le dio garantías.

Me deja una desazón muy grande. Silva y Walter le han dado mucho a Banfield más allá de lo futbolístico y de lo que significó el 2009 para lo que amamos al Verde y Blanco. Desgraciadamente pasó lo que tenía que pasar y también allí estaba otra persona significativa como Julio. Que el club aparezca  en las noticias por esas situaciones no es agradable ni deseable, pero es lo que nos toca vivir. Ojalá que con el nuevo dinero de la televisación todos los clubes mejores y que de Banfield se hable pura y exclusivamente de lo deportivo.

Sin dudas vas a dirigir Banfield en algún momento, ¿también serías presidente?

En algún momento los caminos se van a juntar indudablemente. El día que Banfield necesite un entrenador y que yo esté disponible no me cabe la menor duda que se dará si todo marcha como corresponde.

Hoy no se me pasa por la cabeza ser presidente, sí ayudaría a la gente que quiera ser presidente. Siempre ayudaré a Banfield. Nunca me planteé ser presidente, no creo que tenga sentido hoy porque no es una opción viable. Quiero ser entrenador. Quizás en 20 años cuando no quiera ser más entrenador, pueda ser que tenga el deseo y las ganas de presidir.

Se habla mucho del “Mundo Boca” vos que conociste muy bien los pasillos ¿qué podes decir sobre eso? ¿Porque el cuerpo técnico fue tan cuestionado en Boca cuando se logró tanto?

Todo lo que rodea a Boca es algo único. Habiendo tenido la posibilidad de trabajar ahí, y sin ofender a River, creo que es el club más grande de Argentina. Boca te exige un cuidado muy grande desde lo profesional y lo psicológico. Cada situación que se vive se magnifica exponencialmente, producto de lo que justamente rodea el Mundo Boca.

En cuanto en lo deportivo, el tiempo nos fue dando la razón. Tuvimos la desgracia de perder la Copa Libertadores y Riquelme decidió dejar de jugar y eso generó cortocircuitos con la gente. Es lógico, el hincha ama al ídolo y veía en nosotros los culpables de que Román no vista más la camiseta de Boca. Es lógico por el arraigo y la adoración que se le tiene en Boca Juniors. Pero no fue verdad, la decisión fue totalmente personal de Román, con quien teníamos una relación muy profesional. Riquelme nos brindó demasiado, nos dio mucho y somos agradecidos como todos los jugadores que entrenamos en esos dos años.

Cuando volvimos a La Bombonera en la vuelta de Tévez dirigiendo a Quilmes, el estadio estaba repleto y el aplauso respetuoso terminó de cerrar esa herida abierta del último partido contra Godoy Cruz, en la despedida del Flaco Schiavi.