Brasil campeón entre la dualidad estilística

El nuevo Rey de América es Brasil. Tras derrotar a Perú en la gran final por 3 a 1, el conjunto comandado por Tite levantó el trofeo y se consagró por novena vez en la competición continental. 

Brasil es el nuevo campeón de América. La Canarinha logró el trofeo conviviendo con dos perspectivas que deberá enlazar a futuro: el conceptualismo táctico-estratégico de su entrenador, sin perder la gracia técnica y la desfachatez histórica del “Jogo Bonito” de sus jugadores. En esta Copa, sus defensores brillaron más que sus atacantes. Dani Alves, Alisson, Marquinhos, Thiago Silva, Casemiro. Ráfagas de Arthur, un desaparecido Coutinho y la aparición en fases finales de Gabriel Jesús y Firmino lo identifican. La estampilla pragmático de Tite tuvo efecto, y, aunque la definición tuvo el peso de los arranques individualistas, esa dualidad reina en la opinión pública.

¿Quién fue el ‘revulsivo’ de Brasil? Everton. El de Gremio causó gratas sensaciones porque todavía tiene el Brasileirao en su cabeza y en sus pies. Aún no concibe ese contrato tácito de impacto táctico de ‘jugar en Europa’. Dani Alves, el MVP con el volumen específico de la calidad del buen vino: ‘más añejo, mejor’. De resto, orden y cierto progreso. Brasil tiene tanto tanto tanto tanto (Neres, Richarlison, Paquetá), que siempre puede ofrecer más.

Aun así, caminó la Copa y la ganó justamente. Y eso que fue silbado en tres de seis partidos. Contra Bolivia se enredó y a pesar de golear no gustó. Igual frente a Venezuela chocando ante una pared llamada Yordan Osorio. Se destapó y se lució contra Perú. Luego sufrió contra Paraguay, le ganó con oficio a Argentina y volvió a vencer a los Incas con holgura. Así, cumpliendo con lo esperado, Brasil levantó su novena Copa en casa.