Dabove rompiendo paradigmas

El efecto de Diego Dabove en Godoy Cruz, el equipo que nadie tenía en los planes y que quiere robarle el título a Boca.

Dabove. Foto: Olé - Argentina

Boca llevará más de 500 días como líder en el particular certamen de veintitantos equipos en Argentina, pero el equipo sensación es el Godoy Cruz de Diego Dabove. Este ex arquero convertido en entrenador de arqueros por una lesión que cortó abruptamente su carrera, curtido en las divisionales de ascenso más profundas, que se destaca como un “compulsivo, pero no como Bielsa”, ha puesto incógnitas en el solitario sendero de los ‘Xeneizes’ al bicampeonato. Davobe rompió todos los paradigmas y mandatos, que por ejemplo cumplió a rajatabla, su colega competidor Guillermo Barros Schelotto. El ‘Mellizo’ ganó todos los títulos habidos y por haber como jugador, hizo una carrera llena de éxitos en un grande del continente y desde allí se configuró. Dabove realizó el camino de las hormigas.

Godoy Cruz ha tenido un crecimiento gradual y lógico desde su llegada a la élite en representación de la provincia de Mendoza, una plaza muy futbolera que carecía de un pilar en la máxima categoría. Desde 2008 se asentó en Primera y comenzó a dar pequeños pasos hasta verse hoy en día disputando un título con Boca. El inicial fue consolidarse deportivamente (escapando del descenso), después crecer institucionalmente (llegando a tener un peso interesante en AFA) y equilibrarse económicamente (logró ventas fructíferas como es el caso Enzo Pérez, Leo Sigali, Ariel Rojas, Carlos Sánchez, Fernando Zuqui, entre otras). Entre más conquistas, llegaron las clasificaciones a Copas internacionales, aunque el lunar más grueso del club ha sido el poco rodaje de los procesos que pudieron lograr diferentes entrenadores. Muchos pintaron muy bien, como Cocca, Asad, Palermo, pero tuvieron un efecto en degradé. Jorge Almirón se perfilaba para encabezar el gran proyecto e Independiente se lo arrebató. Luego, ni Seba Méndez ni Heinze, ni Bernardi, ni el uruguayo Larriera, el antecesor de Dabove, supieron enaltecer desde los resultados, aquel trabajo integral construido detrás de los telones.

Dabove se formó con entrenadores de vieja escuela en tiempos de nuevo milenio futbolero. Trabajó con Miguel Russo, con Brindisi y Gorosito y hasta Checho Batista (en la peculiar Selección de Bahréin) hasta llegar a sus contemporáneos Diego Cocca y Gabriel Schurrer, ex compañero suyo en las divisiones menores de Lanús. El bagaje de conocimientos incorporado, desde el desconocido y poco encumbrado trabajo de entrenador de arqueros, es el mayor mito que desterró el DT del ‘Bodeguero’. Si a veces ‘desprestigiamos’ el labor de un asistente de campo, ¿cómo pensar que el preparador de un puesto específico, y aun más el de arquero, podría formar su carrera de técnico en propiedad?. Además, transformarse con el mismo profesionalismo desde Boca, River o Racing, con todas las facilidades que los grandes equipos otorgan, como en Racing de Olavarría (su primer equipo en 2014) o Sarmiento de Junín.

Pero Dabove, quien fue contratado por Godoy Cruz para comandar al equipo de Reservas, causó) un efecto fenomenal en los jugadores del Tomba logrando en menos de seis meses 36 puntos (él disputó 45) de los 53 que tiene el equipo en la Liga. “Mis equipos juegan con un esquema 4-4-2 o 4-2-3-1, intentando presionar alto, con asociaciones por la banda, pero siempre con equilibrio. El primer objetivo es encontrar el estilo del equipo, eso te da tranquilidad. Después la idea es promocionar a jugadores del club” le dijo a Clarín cuando asumió en el primer equipo.  Y con Dabove es que se potenciaron jugadores de poco andar en la Liga: Tomás Cardona se adueñó de la zaga, Jalil Elías, un pedido de Davobe es patrón en el círculo central, el punch de las puntas llega con Ángel González (producto tombino) y Pol Fernández para alimentar al goleador del campeonato: Santiago ‘Morro’ García. Y en la promoción de jugadores ya asoman los Verdugo, los Lencinas, los Andrada o los Manzur…

Quizás no sea campeón, y si lo logra será épico, pero que Godoy Cruz, con su historia en Primera ya contada, y Dabove, con su carrera casi naufragante en la marea gigantesca del fútbol argentino se hayan cruzado, no parece casualidad.