Higuaín reinó en Mónaco y Juventus acaricia la final

Con oficio, Juventus derrotó 2 a 0 a Mónaco en suelo ajeno y dio un gran salto hacia la final de la Liga de Campeones de Europa. Gonzalo Higuaín convirtió dos goles y Dani Alves volvió a deslumbrar.

En el Stade Louis II, Juventus aplicó un categórico repaso en la asignatura jerarquía a los lozanos de Leonardo Jardim y lo derrotó sin objeciones. El argentino Gonzalo Higuaín fue el hombre clave en la reunión y anotó dos tantos que posicionan a los Bianconeros a un paso de Cardiff.

En un inerte primer tiempo de Mónaco, donde los locales no aprovecharon las visibles grietas entre Pjanic y Marchisio en la zona central y dependieron únicamente de la audacia de Mbappé, Juventus se impuso desempolvando nuevamente el manual de lujo del contragolpe. En un furioso repliegue con lujos incluidos, Dani Alves brindó una asistencia memorable de taco para que Higuaín (’29) convierta el primer tanto del encuentro y desplome al cuadro francés. Anteriormente, el eterno Gianluigi Buffon le negó el desnivel a Mbappé y a Falcao, pero con el tridente mortífero compuesto por Dybala, Alves e Higuaín, a la Vecchia Signora le bastó y le sobró para resquebrajar un bloque consolidado entre volantes de recuperación y zagueros bien cimentados por Jardim.  

En la etapa complementaria, nuevamente Mónaco comandó los avances y la estampa de Buffon volvió a enaltecerse. Pero como Juventus tiene el don de endulzar al contrario dejándolo jugar, tocar y mecerse de extremo a extremo sin desequilibrarse, retrasándose plácidamente ya que conoce de sus garantías, con un nuevo contragolpe demolió la serie. La misma dosis apareció y sentenció el duelo: Dybala despertó en la siesta de Bakayoko, abrió hacia Alves y el brasilero envió un centro milimétrico para el toque de Gonzalo a la red.

De esta manera Higuain se soltó en los duelos KO de Europa. Ante una cifra negativa, se despachó con dos goles y fue el abanderado del enorme triunfo de su equipo. Aunque también vale destacar la vigencia de Dani Alves, un futbolista hecho y calibrado para disputar la Champions League, el partido un Dybala que en pocas intervenciones demostró su importancia, Pjanic entabló las conversaciones en la medular y Buffon volvió a ser Buffon cuando fue requerido.

Massimiliano Allegri posee la efectiva fórmula de tener varias fórmulas para afrontar los partidos. A un equipo consolidado le impregnó su impronta y no se casa con ningún esquema, aunque su filosofía es clara: sobriedad defensiva y contundencia en ataque en el marco de una eficiente armonía táctica.  

Mónaco sintió los impactos de la rebelde juventud, pesó la ausencia de Mendy en el carril izquierdo, Lemar estuvo confundido y Falcao fue poco alimentado. Con un Bernardo Silva desdibujado y Mbappé en soledad, Nabil Dirar fue el hombre más punzante a fuerza de centros desde la derecha. La pregunta es si el conjunto de Jardim tiene las armas para derrumbar el blindaje defensivo de la Juve en Turín para dar la sorpresa. Y allí hay más dudas que certezas.